“Los caballos de Dios” engancha desde el primer momento. Sus imágenes imponen a cada paso y su historia estremece a media que el tiempo de la misma avanza. Film duro en todo caso, siniestro y turbio. Te haces una idea más que aproximada y certera de cómo se va forjando una célula jihadista, de cómo captan y seducen a los más desamparados, todos ellos, adolescentes sin futuro, sin cultura y totalmente desprotegidos en una sociedad marcada por la corrupción, el desempleo y, sobre todo, pobreza prácticamente extrema. Ellos, los niños, son desgraciadamente los protagonistas de esta historia. Unos jóvenes que crecen en un ambiente virulento y dañino y en el que un día pasan de ser adolescentes que juegan al futbol a formar parte de una célula terrorista. A mí personalmente me aterra solo pensar en ello.

He disfrutado de la película porque es un trabajo realista, bien hecho, perfectamente trabajado y cuidadosamente llevado de principio a fin. No hay ningún tropezón, no existe fallo alguno ni incoherencia en su argumento y, como ya estamos acostumbrados, tampoco existe banda sonora musical que ensalce los momentos dramáticos para así conseguir la lagrima fácil del espectador. En “Los caballos de Dios” está lo justo y necesario para gozar y regocijarse en el sofá de casa (o del cine) por su ejemplar obra y a su vez, percibir el terror y la tristeza a partes iguales. Lo dicho, magistral y necesaria.

Dejo la crítica de Carlos Boyero:

"El director Nabil Ayouch cuenta muy bien esta historia tenebrosa, te explica las razones del embrión del yidahismo. Y le entiendes. Y te provoca mucho miedo."

-Dirección: 9
-Guion/Historia: 8,5
-Fotografía: 8,5
-Interpretaciones:8,5
-Banda Sonora: 7,5
-Producción:8
-Sensación/satisfacción personal:9,5
-Entretenimiento:9,5

Total: 8,6