A día de hoy, en el mundo del cine la palabra "remake" está a la orden del día. Sin embargo, el hecho que cada año haya más "remakes", no quiere decir que no se hicieran. Aunque si que es cierto que no eran tan comunes. Aunque en este caso, el realizador Billy Wilder no nos ofrecía exactamente un "remake" de un film que ya había tenido dos versiones anteriores (la más conocida es "Luna Nueva"), sino que en realidad fue directamente a la fuente, la obra teatral de Ben Hetch y Charles MacArthur que trataba sobre un condenado a muerte y los medios de comunicación encargados de cubrir la noticia.

Los dos protagonistas (a diferencia de la obra de Hawks son hombres), son un periodista a punto de casarse, Hilby (Jack Lemmon), pero que es requerido por su redactor jefe (interpretado por Walter Mathau) para cubrir una ejecución. A pesar de estar basada en una obra de teatro, en la que lógicamente predominan las esecenas en interiores que no las de exteriores, Wilder imprime un ritmo al film frenético, alternando diversos escenarios (con una cuidada puesta en escena que favorece que no tengamos la impresión de ver una obra de teatro), con lo que apenas se nota el origen teatral de la película. Dos son las bazas del film. Por un lado el estupendo guión, afilado como un cuchillo, con un humor corrosivo y unos diálogos realmente impregnados de humor negro y mucho cinismo. Al mismo tiempo que éstos son recitados prácticamente a la carrera por sus personajes.

Las cualidades de Wilder como guionista demuestran estár en plena forma en esta película. Por otro lado, las estupendas interpretaciones de la pareja Jack Lemmon y Walter Mathau, perfectamente compenetrados, y tan inmensos que consiguen oscurecer al resto de personajes, algo poco habitual en el cine de Wilder, que siempre se había cuidado de dibujar personajes secundarios que enriquecían la trama. Y quizás uno de los pocos peros que se le pueden poner al film. Aunque en esta ocasión el film se sostiene correctamente con la interpretación de los dos colosos.

Como telón de fondo, planea una feroz crítica, no sólo a la pena de muerte, considerada como un instrumento un tanto arbitrario, sino también hacia los medios de comunicación, cuyo afán por vender periódicos supera con creces las barreras ético y morales. Sin duda se trata de una gran película, que contribuyó a fomentar la leyenda de la pareja Lemmon-Mathau.