El problema de El menú, de Mark Mylod, es que no sabe cuál es su objetivo ni qué película quiere ser.
Difícilmente puede enganchar entonces al espectador.
Eso, y que es totalmente dependiente de las interpretaciones maravillosas de Ralph Fiennes y Anya Taylor-Joy. Él es sencillamente perfecto para este tipo de roles de hombre a medio camino entre lo excéntrico y lo tétrico, y ella sigue confirmando paso a paso que lo de La bruja no fue un espejismo. Personaje que hace, personaje que clava y está fantástica.
Pero lo más grave es lo que comentábamos al principio. La película no sabe qué quiere ser. ¿Un thriller? ¿Una cinta de terror? ¿Una comedia negra? ¿Un misterio a lo Agatha Christie, pero con más oscuridad? Tiene un poco de todo y un mucho de nada.
Por suerte, no aburre, y estéticamente está muy trabajada, pero en modo alguno es una película memorable.

Lo mejor: Ralph Fiennes y Anya Taylor-Joy, soberbios.
Lo peor: No sabe qué película quiere ser.