Mateo Gil, primer y entonces inseparable socio de Alejandro Amenábar, debutó en el largo con Nadie conoce a nadie, un admirable y notable thriller con la Semana Santa sevillana de telón de fondo.
La película no es perfecta, desde luego, y es un poco bastante extraño escuchar a Jordi Mollà hablando con acento andaluz, pero sin duda la narración tiene ritmo, la trama es interesante, y la producción es bastante buena. Por cierto, la banda sonora está compuesta por el propio Amenábar, en uno de sus trabajos como autor musical para otros directores (también lo hizo en La lengua de las mariposas de José Luis Cuerda). Además, se confirma que Eduardo Noriega ha sido uno de los mejores "leading men" del cine español, por presencia y por carisma, y aunque entonces no era el actor que es hoy, y aunque, no nos engañemos, tampoco estaría en una lista de los 10 mejores actores españoles, le sobra empaque para este tipo de personajes. Además, tiene un lado oscuro que explotó con mucho acierto aquí y por supuesto en Abre los ojos.
Notable y muy correcta.

Lo mejor: Su factura y su tensión narrativa.
Lo peor: No es una gran obra maestra.