Cabe preguntarse si, viendo el último plano de Batman vuelve, Tim Burton planteaba una secuela de esta cinta. Hubiera sido lo deseable, la verdad. Primero por la excepcional química entre Michael Keaton y una deliciosamente malvada Michelle Pfeiffer, y segundo porque lo que vino después fueron las malhadadas versiones de Joel Schumacher, Batman Forever y Batman & Robin.
Batman vuelve es una continuación fiel al estilo de la primera Batman que dirigió Burton. Es 100% burtoniana en su estilo, su dirección artística, sus decorados, su maquillaje (¿acaso de recuerda el Pingüino a Bitelchús?) y su oscuridad. De nuevo, apenas hay escenas que sucedan a la luz del día. Además, el propio Batman es todavía más oscuro que en la primera parte, un ser que nunca se ríe, siempre serio, casi una bestia más entre todas las criaturas de la noche que pueblan Gotham.
Es verdad que el estilo, muy cercano al mundo del cómic (no digo especialmente a cómics de Batman, sino a cómics en general) y muy ochentero, pese a estar ya en los 90, está un poco pasado y puede resultar hasta risible a los jóvenes acostumbrados a las películas de superhéroes de hoy, con tantos Vengadores, X Men, Caballero Oscuro o Joker actuales. Sin embargo, se trata de una película muy interesante, con un villano aterrador y una Catwoman excepcional que sin duda merece un lugar en el imaginario colectivo del Hombre Murciélago y de las películas de superhéroes en general.

Lo mejor: El tono burtoniano de la propuesta y la química que tienen Keaton y Pfeiffer.
Lo peor: En general su tono ha quedado un poco pasado hoy en día.