Madre del amor hermoso. Ahora resulta que ir buscando setas por Irlanda también va a ser peligroso. Como si no tuviéramos suficiente con los dementes deformes y caníbales de Texas, Nuevo México o Virginia.
Bromas aparte, cabe preguntarse si de verdad Cabeza de muerte es una película hecha en serio o sus responsables pretendían reírse de todo. Sólo así se explica el galimatías que es su guión y lo risibles que resultan las muertes (sí, especialmente ESA, la del coche). Lo demás es un intento pésimo de repetir los esquemas de La matanza de Texas, Km. 666 o Las colinas tienen ojos, pero con un toque a The Hola (y hasta ahí podemos leer) y un cutrerío infinito que hace que el espectador se pregunte qué hace ahí el pobre Jack Houston. Encima, la explicación final es de guasa.
Igual sirve para echarse unas risas, aunque no fuera el objetivo principal de la producción.

Lo mejor: Hace reír, lo pretenda o no.
Lo peor: Es mala. Pero muy mala. Con avaricia.