Nicholas Sparks es un tío listo. Puede gustar o no, emocionar o provocar sobredosis de azúcar, inspirar admiración u odio cinéfilo, pero no se puede negar que es listo. ¿Y por qué digo ésto? Pues porque, salvo que se sea un antirromántico incurable (lo cual no es mi caso), sus historias, y el cine se ha encargado de popularizar unas pocas (Mensaje en una botella, El diario de Noah, Noches de tormenta...), son tan populares, tan del gusto popular, tan BONITAS, así en mayúsculas, que es imposible no identificarse al menos algo con sus sufridos amantes, o no sentir su entusiasmo, pena y, por supuesto, amor arrebatador. y miren que yo soy de las que piensa que una historia de amor verdaderamente interesante es la de la Novia y Bill en "Kill Bill. Volumen 2", o la de Will Ferrell y Maggie Gyllenhaal en "Más extraño que la ficción", por poner dos ejemplos... vamos, que muy convencional y ñoña no soy, más bien al contrario. Y aun así, un paseo para recordad me ha gustado muchísimo. No sé, la verdad es que no lo comprendo muy bien. Azúcar tiene por un tubo, y más que emotiva, resulta facilona y lacrimógena, lo que no es muy buen punto de partida. Pero aun así, la inventiva repetitiva y tópica de Sparks tiene algo especial. O será que es el único escrito puramente romántico que conozco. A saber.
Lo que de verdad importa es que la televisiva cámara de Adam Shankman se mueve con corrección indiferente, pero por delante de ella desfilan una muy meritoria Mandy Moore (y mira que yo la esperaba con los cuchillos afilados, pues una de mis fobias cinematográficas son las actrices-cantantes jovencitas) y, sobre todo, un excelente Shane West. Sí, voy a volver a repetirlo: EXCELENTE. No sólo hace de su estereotipado personaje algo interesante, sino que encima sale más que airoso de las escenas más dramáticas. Peter coyote, en el papel más absurdo y conservador de la película, no destaca mucho, y la presencia de Daryl Hannah es testimonial.
En definitiva, que todo es tan bonito, tan romántico y tan lacrimógeno (y por tanto, tan tramposo, pero qué se le va a hacer) que es imposible que no guste a aquellos que de entrada no tienen nada en contra de las películas almibaradas y hasta cursilillas como esta.

Lo mejor: Shane West, todo un descubrimiento.
Lo peor: Que este no es mi tipo de película favorita y que es manipuladora y tramposa. No deja espacio para la duda o el color gris. Quitando éso, me parece absurdo molestarse por algo cuando está tan claro qué clase de film es desde el principio.