Película honesta rodada sin más pretensiones que poner el foco y proporcionar otra visión sobre un tema tan denostado como el turismo de bajo coste al que se entregan gran parte de jóvenes europeos, sobre todo del Reino Unido. La perspectiva que plantea esta joven directora se basa en sus propias experiencias y nos muestra desde dentro como funciona esa válvula de escape que lleva siendo utilizada por toda una generación de jóvenes que intenta hacer un paréntesis en una vida gris, con apenas incentivos y ambiciones. Nunca se estira la trama hacia momentos extremos o escabrosos porque así sucede en la gran mayoría de las veces, incluso pone de manifiesto las nubes y sombras que acechan en este tipo de situaciones, siempre con mucha naturalidad y empatía hacia sus personajes.

Sin ser una gran película, es interesante porque había que contar la historia desde otro punto de vista, y conseguir tender un puente hacia otras generaciones que nunca han hecho un gran esfuerzo por entender un momento clave de la vida que ellos tuvieron también que afrontar a su manera.

Lo mejor: Ritmo frenético, tipo montaña rusa de la que uno sólo consigue bajarse cuando llegan los títulos de crédito.

Lo peor: Que el perfil de espectadores que deberían acercarse a esta película nunca lo harán por motivos evidentes.

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