Tengo que reconocer que no me di cuenta de que los Sparks Brothers existían hasta después de acabar el documental. También tengo que reconocer que me fascinó que un grupo ficiticio creado para un "falso documental" de segunda fila hubiera creado tantas canciones y tan buenas, pero si Metalocalypse lo hizo en su momento ¿Por qué no iban a ser capaces los Sparks Brothers? ¿Y porque currarse tanto la verosimilitud de la existencia de una banda con una historia vital tan mundana?

Ambas preguntas tienen una misma respuesta, una respuesta que convierte mis sensaciones sobre la película en anécdotas descontextualizadas.

De todas formas, que los hermanos Mael existan mengua el mérito de la cinta, pues lo único que puede esconder bajo la alfombra la sensación de que se está viendo un anuncio demasiado largo, es que no haya producto que vender. Además de tratarse del típico documental de bustos parlantes e imágenes de archivo, de aquellos que aborrezco, pero esta vez sobre una banda que desconozco, que hace música que no es de mi gusto, y que dura 2 horas y media. Aunque por otra parte no le puedo decir a toda esa gente que es fan de la banda (o un simple melómano) que este documental no es un buen producto, ni es interesante, porque tiene doble check a ese respecto.

Por lo tanto, “The sparks brothers” es café para los muy cafeteros, una película de nicho que gustará los que profesen pasión o curiosidad por los hermanos Mael y que le resultará soporífera y falta de explosiones (reales y figuradas) al resto de los vulgares mortales entre los que me incluyo.