21 de marzo de 2010
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Cagney interpreta al director de la planta de Coca-Cola en Berlín, el del muro recién puesto, y le toca vigilar durante dos semanas a la atolondrada hija del director general. Así empieza una comedia divertidísima, que de paso tira con bala contra el comunismo y el capitalismo.
El papel de Cagney es muy lucido, desde luego, pero no se quedan atrás los demás: el idealista y desastrado Otto, la sexy secretaria, el empleado de los taconazos, los componentes de la misión comercial soviética...
Mi momento preferido: la carrera hacia el aeropuerto, con el pintor acabando su trabajo con medio cuerpo fuera, la chica tirando sombreros por la ventanilla y el sastre cosiendo a toda pastilla el rasgón de los pantalones.
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