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Voto de Jose Antonio:
10
8,6
86.328
Comedia
Un humilde barbero judío que combatió con el ejército de Tomania en la Primera Guerra Mundial vuelve a su casa años después del fin del conflicto. Amnésico a causa de un accidente de avión, no recuerda prácticamente nada de su vida pasada, y no conoce la situación política actual del país: Adenoid Hynkel, un dictador fascista y racista, ha llegado al poder y ha iniciado la persecución del pueblo judío, a quien considera responsable de ... [+]
9 de junio de 2009
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno puede intentar hacer una crítica de una película de Chaplin y no llegará jamás a expresar lo que siente hacia ella. Es más, cualquiera que intente resumir las ideas de Chaplin en un simple texto se encontrará con el muro de la ignorancia. En el caso de esta película, esa dificultad hace que dicha empresa sea imposible. Las ideas de Chaplin se plasman en los diálogos, pero también en las miradas, en el ambiente de la barbería, en el color de los ojos de Hannah. Hay veces en la vida en que uno no puede ser más feliz. Y es que hay límites a la felicidad. Charles Chaplin los sobrepasa.
Esta es una de las pocas películas que se hayan hecho en tiempos de la segunda guerra mundial en las que por supuesto no se menciona el terrible episodio del Holocausto y de la deportación de judíos a campos de concentración, porque por aquel entonces no se sabía. En ella, Charles Chaplin parece no haberse sobrepuesto al sobresalto de su propia existencia, como diría Javier García Cellino en su novela Círculos de Tiza. Por delante incluso de Ser o no ser, de Lubisch, es la mayor critica a la absurdez de un régimen basado en la personalidad de un individuo insignificante, cabo en la primera guerra mundial, que bien podría ser comparado con un pobre barbero al que no le sobran los clientes.
Esta es una de las pocas películas que se hayan hecho en tiempos de la segunda guerra mundial en las que por supuesto no se menciona el terrible episodio del Holocausto y de la deportación de judíos a campos de concentración, porque por aquel entonces no se sabía. En ella, Charles Chaplin parece no haberse sobrepuesto al sobresalto de su propia existencia, como diría Javier García Cellino en su novela Círculos de Tiza. Por delante incluso de Ser o no ser, de Lubisch, es la mayor critica a la absurdez de un régimen basado en la personalidad de un individuo insignificante, cabo en la primera guerra mundial, que bien podría ser comparado con un pobre barbero al que no le sobran los clientes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El discurso final de esta magnífica obra bien le valió a Chaplin haber sido acusado de comunista en el macarthismo, hecho por el que se le retiró la nacionalidad estadounidense y que le llevó a exiliarse hasta el fin de sus días en Suiza – en realidad, Chaplin volvería a Estados Unidos a recoger el Oscar Honorífico, poco antes de morir –
Aún así, aún a riesgo de ser expulsado de los Estados Unidos de América, Charles Chaplin no podía quedarse callado ante tanta injusticia, pero sobre todo, ante tanta incongruencia, sinsentido y barbarie. Charles Chaplin no era judío, pero él mismo se enorgullecía en decir que le hubiera encantado serlo.
A la película le sobra de todo, ingenio, astucia, grandeza de miras, mordacidad en algunos puntos… Una curiosidad al respecto de la idea de Chaplin en esta película: cuando se propuso hacer un Charlot que hablara, el hermano y representante de Charles Chaplin le dijo que estaba loco, que ése sería el fin de Charlot. Pero ese fue el comienzo, en realidad. El comienzo de una metamorfosis de Charlot en denunciante de las injusticias y de la inmundicia humana. En esta película se llega al culmen de la cinematografía. De ahí en adelante, todas las películas van cuesta abajo. Obra maestra.
Aún así, aún a riesgo de ser expulsado de los Estados Unidos de América, Charles Chaplin no podía quedarse callado ante tanta injusticia, pero sobre todo, ante tanta incongruencia, sinsentido y barbarie. Charles Chaplin no era judío, pero él mismo se enorgullecía en decir que le hubiera encantado serlo.
A la película le sobra de todo, ingenio, astucia, grandeza de miras, mordacidad en algunos puntos… Una curiosidad al respecto de la idea de Chaplin en esta película: cuando se propuso hacer un Charlot que hablara, el hermano y representante de Charles Chaplin le dijo que estaba loco, que ése sería el fin de Charlot. Pero ese fue el comienzo, en realidad. El comienzo de una metamorfosis de Charlot en denunciante de las injusticias y de la inmundicia humana. En esta película se llega al culmen de la cinematografía. De ahí en adelante, todas las películas van cuesta abajo. Obra maestra.