Adam es una pequeña película independiente con un protagonista muy especial. En el marco de lo que sería una comedia romántica, esta película se desmarca del resto por la singularidad de su protagonista. Lo que hace especial a Adam es que padece el llamado Síndrome de Asperger, enfermedad poco conocida que afecta al desarrollo de las habilidades sociales y de las emociones. Adam, debido a esa enfermedad, se ha convertido en un joven extrovertido y encerrado en sí mismo tras la muerte de su padre, hasta que conoce a Beth, su nueva vecina, una joven alegre y simpática que le anima a salir de su cascarón. Entre los dos surge una relación muy especial donde la manera de mirar el mundo de cada uno se convierte en un elemento crucial.
Tal vez la película de Max Mayer profundiza lo justo en la enfermedad del protagonista, y tal vez el guión se deja llevar mucho por algunas situaciones típicas del género, pero todo ello se ve afortunadamente superado por el encanto que desprenden los dos protagonistas de la película, interpretados por Hugh Dancy y Rose Byrne. Los dos crean un mundo en el que moverse en el que el espectador entra con gusto y disfruta. Más que la enfermedad de Adam, importa cómo afrontarla, cómo intentar que no sea un obstáculo insalvable dentro de su vida. Puede que el problema no sea abordado a fondo, pero tampoco se trataba de hacer un dramón. sino de contar la historia de cómo dos personas diametralmente diferentes se conocen y aprenden a conocerse. Una historia que gana muchos enteros, repito, por el encanto que destilan los dos actores, inmejorables.
Adam ha sido una sorpresa para mí. Se trata de una película pequeña que se hace grande poco a poco, que nos descubre a dos personajes muy humanos que afrontan sus problemas de manera muy humana. Una pelicula que destila vida y esperanza. Un hermoso canto a la diferencia.