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Voto de juanantlopez:
8
Drama Basada en hechos reales, describe el mundo del crimen organizado en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro, desde finales de los sesenta hasta principios de los ochenta, época durante la cual el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley en las favelas. A finales de los sesenta, Buscapé, un niño de 11 años tímido y sensible, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus peleas, sus enfrentamientos diarios con la ... [+]
26 de julio de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún recuerdo el profundo impacto que causó Ciudad de Dios hace casi una década.
cine brasileño, prácticamente inexistente, había dado a luz una película que denunciaba la sangrante situación de las favelas con un ritmo y un tono ciertamente inusual en este tipo de películas. Calaron hondo en el público estas historias cruzadas de buscavidas, rateros, delincuentes y sueños frustrados, y la película marcó un hito del cine moderno.
Y entonces, ¿por qué mi crítica, y mi nota, van a ser comedidos? En mi opinión, el impacto de la película en su momento provocó un sinfín de alabanzas tal vez un poco exageradas. No niego el valor de la película de Fernando Meirelles –de hecho, me parece una gran película–, pero creo que es exagerado situarla en el mismísimo firmamento del cine, junto a El padrino, La naranja mecánica o El gran dictador. Me parece un poco exagerado, pero, repito, Ciudad de Dios es una gran película, seguramente lo mejor que ha dado el cine brasileño.
Creo que no es muy difícil entender el impacto de Ciudad de Dios. En primer lugar, ahonda en un problema sobre el que, en su momento, se conocía bien poco. Y en segundo, y más importante, es que era una película de denuncia que no se conformaba con plasmar la realidad tal cual y darse por satisfecho con ello, sino que intenta construir con ella un artefacto narrativo que seduzca al espectador, que le haga vibrar y le haga empatizar mejor con los personajes. Así, Ciudad de Dios tiene un ritmo envidiable, aderezado con algunos juegos de cámara a veces deslumbrantes a veces innecesarios. Aunque tenga algún segmento más lineal, consigue que el espectador mantenga el interés durante toda la cinta.
Todo ello se consigue con la excelente dirección de Fernando Meirelles, que después ha seguido demostrando que no era flor de un día, un guión también sobresaliente y unas interpretaciones naturales y creíbles. Las diferentes historias cruzadas, aunque no todas están a la misma altura, están manejadas con inteligencia y saben capturar la esencia vital de sus personajes.
Ciudad de Dios cosechó tanta alabanza en su momento porque casi parecía un milagro. Un cine brasileño sin ninguna presencia en el mundo, de pronto se sacaba este as de la manga. Por ahí entiendo el entusiasmo desmedido, y lo secundo. Pero tal vez pasado el tiempo, como es mi caso, se pueda apreciar Ciudad de Dios en su justa medida. Nos queda una muy buena película, pero tendría mis reservas a la hora de situarla junto a otros grandes clásicos del séptimo arte como los que he nombrado antes.
Por supuesto, la recomiendo a todo el mundo, sobre todo a los que quieran explorar nuevos mundos (porque eso es Ciudad de Dos, un viaje a otro mundo).
juanantlopez
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