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España España · Hogwarts
Voto de Slythwalker:
10
Serie de TV. Drama Serie de TV (2016-2023). Basada en la exitosa obra de teatro de Peter Morgan, 'The Audience', cuenta la historia de la última reina de Inglaterra, Isabel II, y de la relación entre dos de las direcciones más famosas del mundo: el Palacio de Buckingham y el número 10 de Downing Street, con las intrigas, amores y maquinaciones detrás de los eventos que forjaron la segunda mitad del siglo XX. Dos casas, dos cortes, una corona. Cada ... [+]
1 de febrero de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Crown era un proyecto tremendamente ambicioso desde sus inicios. Tanto por la escala como por lo que implicaba: sumergirse en una de las figuras más icónicas de la historia británica y mundial, y todo lo que su reinado había implicado y seguía implicando, porque la misma Reina Isabel II seguía con nosotros durante las primeras cuatro temporadas.
Las primeras temporadas demostraron que Peter Morgan merecía que se le diera todo lo necesario para desarrollar su proyecto. Los inicios del reinado de una Isabel magistralmente interpretada por Claire Foy se convirtieron en un drama palaciego, amoroso, político y social que enganchaba, entretenía y emocionaba de una manera que nadie se esperaba, resultado de una conjunción de elementos que se mantendrían constantes durante toda la serie: la brillante dirección en cada episodio, sin importar quien estuviera detrás de las cámaras, los cuidados valores de producción, ambientación y fotografía, la BSO apadrinada por Hans Zimmer y la fina pluma de Morgan, capaz de escribir una historia sobre una reina a la vez que toda una épica reflexión sobre la institución de la monarquía y la sociedad británica. Aspectos relacionados con la filosofía, las relaciones familiares, el sentido de la vida y el deber entre los royals se conectaban y canalizaban a través de acontecimientos históricos como la visita de los Kennedy. La ya mencionada dirección era vital en esto, sobre todo cuando Morgan se traía a nombres de la realeza cinematográfica inglesa como Stephen Daldry, encargado de abrir y cerrar la serie; y por supuesto el carismático reparto juvenil. Junto a la excelente Foy, un picarón Matt Smith como Felipe y mi favorita de todo The Crown: Vanessa Kirby, extraordinaria como la princesa Margarita, que tanto en su individualidad como en su contraste con su hermana la reina se convertirá en un personaje memorable a la altura de la propia Isabel. Y es que las figuras que rodeaban e influenciaban a su majestad eran vitales por sí mismas y junto a ella; así es como destaca el Churchill de un magnífico John Lithgow, como primer ministro sí, pero sobre todo como mentor.
Con el avance del tiempo llegaba el cambio de reparto y la madurez, con Olivia Colman, Tobias Menzies y Helena Bonham Carter tomando el relevo y logrando algo que parecía imposible: ser herederos naturales de sus predecesores en un carisma juvenil que tenía que necesariamente apagarse y añadir sus propias capas a los personajes, a los que se unían los jóvenes Carlos y por supuesto, ella, Lady Di; Josh O’Connor y Emma Corrin respectivamente retrataron de manera feroz y sobrecogedora a unos jóvenes destrozados por lo que se esperaba de ellos en una batalla feroz por, en el fondo, ser feliz, batalla de la que aún quedaría por ver y que se convertiría, como lo fue en la vida real, en el centro de todas las miradas. Pero no por ello había que dejar de mirar al mundo que seguía girando, a una convulsa situación política y a transformaciones sociales sin precedentes. Ahí destacaban Charles Dance como el general Mountbatten y sobre todo, Gillian Anderson bordándolo como Margaret Thatcher.
En los 90 llegaba ya el último cambio de reparto y empezaban las divisiones sobre cómo estaba evolucionando la serie: pero no nos engañemos, esto se debe en su mayor medida a que la audiencia ya tenía sus ideas preconcebidas y vividas de los eventos retratados. Morgan nunca perdió la sutileza ni la mordacidad, manteniendo el equilibrio entre crítica y respeto y admiración a las personas reales sobre las que escribía; aunque con el Carlos de Dominic West no negaré que tal vez se pasó de bueno.
Las últimas temporadas de The Crown se resumen sobre todo en dos personas. Primero en la princesa del pueblo, de la que Elizabeth Debicki supo rescatar cada gesto y crear a su propia Diana a la vez. Y segundo, en la que siempre fue su protagonista: la reina, en su etapa más adulta, con Imelda Staunton en su piel. Staunton, especialmente con un trabajo excelso en la segunda parte de la sexta temporada, ha tenido al fin su momento para brillar a la vez que llevaba a la reina al cierre de su arco en la serie, sobre todo en un emotivo capítulo final que supone el broche de oro que The Crown merecía. La sexta temporada en general ha apostado de manera brillante por una estructura que le ha permitido cubrir los eventos y personajes necesarios de manera que nada quedara cojo y que la serie llegara a su fin de manera natural narrativa y temáticamente hablando. Mención especial para el capítulo dedicado a Margarita (enorme Lesley Manville).
Y así, esta serie majestuosa llega a su fin (aunque seguro que caerán revisionados a lo largo de los años). Deja una huella imborrable en la historia de la televisión, en Netflix (es sin duda su serie con más prestigio a nivel de recepción crítica y de audiencia, y hasta ahora la única de la plataforma en ganar el Emmy a mejor serie de drama) y en los espectadores que la hemos seguido fielmente y maravillados durante todos estos años. La epítome definitiva de los dramas británicos. Un retrato complejo, poético y emocionante de una monarca, una institución y un tiempo. Larga vida a The Crown.
Slythwalker
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