Liam Neeson vuelve con otro thriller de acción (desde Venganza parece haber creado su propio subgénero de esta clase de filmes) en este caso con un director con muy buena experiencia en este campo: Martin Campbell, responsable de los debuts de Pierce Brosnan y Daniel Craig como 007 (Goldeneye y Casino Royale respectivamente).
La memoria de un asesino es decente, desde luego no es infumable y tampoco es mala, simplemente es olvidable y se limita a cumplir por la mínima. Neeson está espectacular en su papel de sicario (aunque el tema del Alzheimer podrían haberlo tratado algo mejor), y las escenas de acción están muy bien elaboradas y coreografiadas (se nota la mano de un experto como Campbell en general en todo el filme). El principal problema es la trama: algo confusa, tarda en arrancar y a ratos se siente un poco sosa y hasta aburrida, pese a los múltiples giros de guión. Por suerte, todo desemboca en un final que me ha sorprendido para bien, siendo muy satisfactorio.
Media hora menos de duración y un guión mejor pulido podrían haberla hecho más interesante, pero esto es lo que hay, y la verdad, podría haber sido mucho peor. Sí, el mes que viene probablemente se me haya olvidado de que trataba, pero el rato que he pasado viéndola no ha sido malo y he salido con buen sabor de boca del cine.