Han pasado tres años desde el último musical de Disney, aquel 'Enredados' al que casi todos puntuamos con un '6' y me temo que de nuevo sucederá lo mismo. Las expectativas eran altas después de haber leído cosas como 'clásico instantáneo', 'El mejor musical animado de Disney desde 'La bella y la bestia'... Mi gozo en un pozo.

Frozen es una salvajada a nivel técnico. Hielo, nieve, castillos y montañas conforman un espectacular marco para que el director artístico y el equipo de animación digital se lucieran. Y lo han hecho. Solo comprobar cómo han sido capaces de plasmar el reflejo de la luz en el hielo o cristalizar los copos de nieve ya vale el precio de la entrada. El problema, perdon, los problemas (son dos) vuelven a ser los de siempre.

Por un lado la historia, que sigue el abecedario al que ya estamos acostumbrados. Aventuras, magia, castillos y princesas con ese ya habitual toque irónico y el significado del amor verdadero como telón de fondo. Por otro lado tenemos el aspecto musical. Disney sigue sin conseguir ese temazo que catapulte a su nueva película al olimpo en el que 'El Rey León', 'La Bella y la Bestia' y 'La Sirenita' llevan esperando aburridos mucho tiempo. Si paras a alguien por la calle y le dices que si puede tatarearte una canción de 'El Rey León' seguramente comience a cantar el "Hakuna Matata". Si paras a otro y le preguntas lo mismo con 'La Bella y la Bestia' al instante sonará "Se oye una canciooooon" y volvería a suceder lo mismo con "Bajo el mar". Si dentro de veinte años paras a alguien y le pides que te cante una canción de 'Frozen', 'Enredados' o 'Tiana y el Sapo' ya me contaréis lo que ocurre.

Dicho esto, si el próximo 2 de marzo gana "For the first time in forever" o "Let it Go" me levantaré y aplaudiré (pero eso es porque soy muy friki) pero sé que no perdurarán en el tiempo.

Pues nada, otro '6' (y ya me jode).