Me emocionó la pelìcula, lo reconozco; pero era inevitable: pertenezco a la generación que cruzó la pubertad con la música de los "Fab Four", el hippismo, el mayo francés, etc.
Sin embargo, lo que quisiera destacar de ella - a la que considero una sucesión de videoclips ensamblados en un paneo de 50 años de historia - es la solvencia de los "covers": hacer nuevas versiones de las canciones de Los Beatles es casi imposible. Y sin embargo el film lo logra varias veces, cosa que a lo largo de las últimas décadas pocos han conseguido. Tal vez no lleguen a la dimensión de Joe Cocker con "A Little Help for my Friends" en Woodstock, o a la de Tony Bennett con "Something", pero son buenas interpretaciones. Se pasa un emotivo momento viéndola, ya que también ofrece atractivo a través de imágenes muy potentes. De todas maneras, así como "Amadeus" no utilizó como banda de sonido los arreglos de Lopez Cobos (¡ni los de Waldo de los Rios!), hay algo infructuoso en recreaciones como las que intenta esta buena película.