No tenía intención alguna de ver la última producción de la antaño respetable DreamWorks Animation (hoy es una sombra de lo que alguna vez fue...), hasta que he visto críticas profesionales bastante entusiastas y opiniones de espectadores también  positivas, coincidiendo casi todos en que estamos ante un producto emotivo y que toca el corazón.

La película fue un relativo fracaso, debido a que su exagerado coste de 75 millones de dólares (que no luce por ningún lado) no fue recompensado con los 189 millones de dólares recaudados. Algo me dice que la calidad de la película poco tuvo que ver en el poco interés de las audiencias, siendo más bien el culpable el poco esfuerzo e inversión de la productora (me refiero al marketing) en un producto del montón en el que no tenía ninguna esperanza, de ahí que se estrenase de repente y sin hacer nada de ruido.

Y bueno, una vez vista puedo confirmar que estamos ante un producto animado tan entretenido como emotivo, pero que no innova en absolutamente nada, no fascina y acaba siendo un producto del montón, ya que el film no deja de ser un producto prefabricado para contentar a los espectadores, llegando años tarde.

La animación es tosca en el diseño de personajes (parece digna de una productora con menos recursos, no de DreamWorks), luciendo todo como hace diez años y notándose que no han querido invertir mucho en una película en la que se nota un cierto cariño en la historia (aunque sea lo mismo de siempre) pero no técnicamente, siendo totalmente injustificable su abultado presupuesto, a pesar de algunas escenas algo logradas (sobre todo en las texturas de los paisajes). Quizás por eso haya sido brutalmente marginada en la temporada de premios, cuando es mucho mejor que otras más aplaudidas. Ahí lo dejo.

En cuanto a la historia, es la de siempre, siendo un trabajo tan correcto como perezoso. Y es que esto ya lo hemos visto (era inevitable para un servidor recordar la excelente Cómo entrenar a tu dragón en bastantes ocasiones, curiosamente de la misma productora), siendo un guion diseñado para cumplir trámite, sin ofender a nadie y que quede un gusto agradable en el espectador al finalizar la aventura, no arriesgando lo más mínimo.

Cada escena está diseñada para emocionar, como si los responsables nos lo quisiesen imponer a marchas forzadas, intentando maravillarnos y tocarnos la fibra sensible cada diez minutos, con las consabidas escenas de personajes mirando a las estrellas, la criatura usando su poder para hacer cosas bellas y una serie de elementos en una lista interminable que pone de relieve que estamos ante una propuesta que intenta agradar y acaba quedándose en tierra de nadie. 

Eso sí, mención especial para algunos personajes secundarios (no en el caso de la protagonista, que vuelve a ser una joven con pasado dramático y que se tiene que encontrar a sí misma...) y algún giro bastante inesperado y bien resuelto.

En conclusión, estamos ante una cinta de animación correcta y entretenida, pero que no innova en absolutamente nada, siendo una más y dejando una sensación de que se podrían haber hecho las cosas mucho mejor, ya sea en su pobre y desfasada animación o en su perezosa historia, un refrito de escenas y personajes de otras películas más arriesgadas.

Cumple, pero será olvidada con los años. Y es que Cómo entrenar a tu dragón se estrenó hace ya diez años. Ya es hora de ofrecer algo diferente y no conformarse con lo mínimo. 

P.D: ¿Soy yo o el cine de animación (de cualquier estudio) está de capa caída estos últimos años? Veremos...

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