Sorprendente en su inicio pero vulgar en su transición, e incluso obvia en su desarrollo final. Aún así, digna de ver por la originalidad de su puesta en escena (aunque tampoco hay nada excesivamente nuevo a tenor de las anteriores obras de Wong Kar-Wai).

Tony Leung protagoniza, por primera vez, una obra del que será su director fetiche, y lo hace con suficiencia, demostrando que con él Hong Kong no queda relegado a las estrellas de la acción. Sucede con gracia a un Andy Lau que sobresalió más en anteriores entregas y logra crear un personaje que repetirá hasta la saciedad, pero que irá profundizando.
Interesante es también la presencia de Faye Wong, que nos engatusa con su inocencia, propia de la posteriormente aclamada "Amélie". Se adentra en la vida de su amado sin atreverse a lanzarse a por él. Ella no busca ser correspondida, tan solo busca que las personas queridas disfruten de los pequeños placeres de la vida.

Extraña historia, condición por la que ha recibido tan buenas opiniones, pero a fin de cuentas, sin nada que no se mejore en otros films del director.