Es una pena que, tras años y años de retrasos y decenas de problemas, hayan decidido lanzar un producto de tan baja calidad. La última adaptación de The Flash en una serie de televisión, que contaba con un presupuesto ínfimo en comparación, sobrepasa con creces en calidad argumental, actoral y efectos especiales a esta película decepcionante de principio a fin y eso que la serie tampoco acabó por ser de las mejores adaptaciones.

Actuaciones mediocres, argumento manido y mal atado con cientos de fallos y sobre todo, unos efectos especiales que parecen elaborados con tecnología de hace 30 años, hacen que sus más de dos horas de metraje se conviertan en una tortura donde no sabes muy bien que estás viendo y si reir o llorar.

No diré nada más por mi respeto al personaje original de DC.