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Voto de Chris Jiménez:
8
Western. Aventuras Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
1 de febrero de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"En este mundo se paga por todo antes o después. Nada es gratis...". Efectivamente, nada, y hasta la venganza también tiene un precio, aunque no pueda ser muy alto, pero lo tiene.
"Huye el impío sin que nadie lo persiga", decía la Biblia. Bueno, la joven Mattie Ross está dispuesta a darle la vuelta a eso.

Por primera y única vez en su larga trayectoria cinematográfica, los Coen, tras la muy interesante "Un Tipo Serio", abordan la realización de un "western" (aunque todos los films de los hermanos tienen un aire de "western", ¿verdad?), en concreto adaptando por segunda vez la gran novela de Charles Portis, "True Grit", que ya fuera llevada al cine por Henry Hathaway en 1.969 con el mítico John Wayne de protagonista, por el cual logró un Oscar, acompañado de Kim Darby en el papel de Mattie, Glen Campbell en el del ranger LaBoeuf y Jeff Corey en el de Chaney.
No obstante el guión de Ethan y Joel es más fiel al espíritu de la novela que el que Marguerite Roberts escribió para la antigua versión, y sin duda posee el estilo de su cine, llenándolo de sátira y momentos más oscuros, además de combinarlo con el sincero homenaje que pretenden hacer al género, cosa que se aprecia en la esencia clásica del film. Teniendo a Steven Spielberg de productor (digamos que eso también se nota), los Coen montan en la silla y cabalgan a lo largo y ancho de las tierras de New Mexico y Texas demostrando, una vez más, la gran versatilidad que poseen como veteranos cineastas que son.

Tierras en las que decide aventurarse la joven de 14 años Mattie Ross, pues para ella sólo existe un propósito el cual tiene que asegurarse de cumplir: atrapar al responsable de la muerte de su padre Frank, Tom Chaney, un hombre que trabajaba para él y que le asesinó a sangre fría robándole, además, dos piezas de oro. Parece, sin duda, que el desgraciado a huido hacia territorios indios junto a la banda de Ned Pepper, así que, si quiere dar con él, precisará la ayuda de un cazarrecompensas con suficiente valor como para aceptar el trabajo.
El elegido es el marshal Reuben Cogburn, a quien apodan "Rooster", un viejo tuerto, malencarado, fanfarrón, muy aficionado a la bebida y a disparar con su revólver a la menor provocación que, no obstante, reúne las condiciones necesarias para Mattie, que lo contrata en el acto; a ellos se le une el joven, soberbio y no muy avispado ranger tejano LaBoeuf, quien persigue a Chaney por haber asesinado al senador de Texas. De este modo, el pintoresco y atípico grupo se embarcará en una cacería llena de peligros por el salvaje Oeste donde Mattie pasará de niña a adulta a fuerza de comprobar las consecuencias que derivan de la venganza.

Clásico y puro "western", eso es lo que nos encontramos en "Valor de Ley", ni más ni menos. Los directores recogen toda la esencia del género haciéndole un homenaje como Dios manda, aparte de darle, como dije antes, un tono más legendario, escabroso y violento, en contraposición a la versión de Hathaway. Esta obra se desarrolla a lo largo de sus poco más de 100 minutos sin prisa pero sin pausa, con un suspense cocido a fuego lento, atravesado por grandes dosis de humor marca de la casa (buenísima la escena en la que Mattie es azotada por LaBoeuf o en la que éste y "Rooster" se desafían disparando a las tortas de maíz), la característica verborrea de los diálogos de los hermanos, fugaces estallidos de violencia, algunas notables secuencias de acción y un aire de extrañeza que sobresale en ciertos momentos, como ese en el que aparece de entre los árboles el higienista dental cubierto con la piel de oso o cuando Cogburn y Mattie cabalgan en mitad de la noche viendo ésta la silueta de Chaney.
El "Valor de Ley" de los Coen guarda un poco del sucio y cínico estilo de Sergio Leone y Sam Peckinpah (nada importa más que el dinero para la mayoría de personajes) y algo del Clint Eastwood de "Sin Perdón" y "El Jinete Pálido", que se ve aderezado con el gusto poético y crepuscular de John Huston y un toque satírico a lo Howard Hawks, reteniendo toda la grandeza de las películas de John Ford. Por eso afirmaba antes que el film es un "western" clásico, en el sentido más puro y honesto de la palabra, muy bien filmado y brillantemente fotografiado por el siempre talentoso Roger Deakins.

Jeff Bridges brinda una gran actuación (bueno, como de costumbre, porque él es un gran actor) metiéndose en la piel de Cogburn, trayéndonos de vez en cuando recuerdos de su Jeff Lebowski y dándole un enfoque muy diferente al personaje comparándolo con el de John Wayne. Matt Damon, Josh Brolin, Barry Pepper y Paul Rae más que correctos, pero toda la atención recae sobre la adolescente Hailee Steinfeld, sorprendente en su debut como actriz (y ella es lo opuesto a su Mattie Ross).
Los Coen se estrenaron en un nuevo género y la respuesta del público y la crítica fue unánime, además de rendir perfectamente en taquilla: 250 millones de dólares recaudados frente a un presupuesto de poco menos de 40 millones.
Chris Jiménez
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