Crítica por defecto de nuestro cine patrio, le di una oportunidad gracias a la insistencia de una conocida de quien valoro sus opiniones.

Los primeros 10 minutos son tan buenos que una cree que está ante una "Resacón en Las Vegas" a lo española. Peeeeero craso error, no tardan en aparecer los gags a lo "Pajares y Esteso", las escenas alargadas de más, y esa tendencia muy nuestra de convertir en el prota simpático con el que hay que empatizar (¿¡!?) a un tipo babosillo, mentiroso y con la misma iniciativa que un caracol. Personalmente y a medida la veía, le decía a mi pareja que no aguanto a un tío así ni media hora. Qué empalago de hombre, ¡me subió el azúcar!

Los secundarios... perfectos. Para mí, salvan la película. Adrián Lastra borda su papel, como siempre, y por primera vez hay un niño (Marcos Ruíz) ¡¡que trabaja bien!!
Su flexión es natural, no mira a la cámara ni de reojo, es expresivo y no lee el guión: lo vive.

Es entretenida, pero se me hizo pelín cargante a ratos (para ser claros: con la trama principal). Insisto en que los secundarios se llevan la palma, y que Inma Cuesta, aunque admito que me cae muy bien, es Margarita (Águila Roja) siempre. Su registro interpretativo no da pa'mucho, la verdad.

Se deja ver.