Pareciera ser que Africa emblematiza la violación de muchos preceptos y garantías que conducen a una "buena vida", el ex-Congo belga no queda fuera de ello. No me parece en lo más mínimo increíble que mucho de lo que proviene de Europa y América sea más salvaje e inaceptable de lo que (quiero pensar así) la mayoría es capaz de tolerar; pero lo que ocurre en algunos países de esas latitudes africanas...Sistemática es la violación de los derechos humanos, sociedades tribales arrasadas y en desamparo, hambruna, sangre, fuego de fusil y tanques, estupidez, mentiras, politiquería, demagogia; cómo no ha de ocurrir de otra manera, si un gobierno corrupto y profundamente venal es capaz de vender sin más, parte de lo que es considerado "patrimonio de la humanidad" y que quienes compran por migajas lo que tiene valor incalculable, se dan a conocer al mundo como "protectores del medioambiente", "portadores de la civilización y progreso". Simplemente no es concebible dentro de un marco valórico mínimo.
Ahora bien, el documental nos muestra cada escena con una dinámica bellamente expuesta, cada espacio está lleno de sí, no hay respiro a pesar de la suavidad con que se nos entrega una historia que se torna cruel, con una violencia en ciernes, inseguridad y temor del destino de un puñado de hombres "de buena voluntad", porque sí, quizás sea eso lo más hermoso, que la guerra, las ansias de poder, el dinero sucio, las falsas expectativas de quienes nada poseen, a veces, dan paso a la expresión de las grandes virtudes, a lo que nos hace realmente superiores; es cuando el honor, lealtad, sacrificio (de la vida inclusive) quedan en relieve por sobre todo lo triste, indigno y repudiable...Es extremadamente emocionante reflexionar sobre cómo, (parafraseando a algunos protagonistas) se hace imperante "justificar" nuestra existencia, o de cómo debemos estar preparados para vivenciar todo lo que la vida nos tiene reservado, y aceptarlo como tal, porque simplemente "no somos especiales"; y en lo personal, qué decir de E. de Merode el príncipe belga jefe de guardabosques del parque Virunga, realmente nunca había conocido a un "noble" de verdad, porque eso es lo que es.
Bellísimo documental, no ganó un merecido Oscar porque su impacto político está muy por debajo, que duda cabe: a quién le importa lo que le suceda a un gorila de montaña en un parque que se ha transformado en su último reducto...pues a mí sí, ya que es la única y última posibilidad de encontrar en alguna mirada la más salvaje y natural de las inocencias.
Un aplauso de pie para todos los Valientes Hombres (con mayúscula) que allí trabajan y sobre todo a la memoria de aquellos que rindieron la vida por algo inestimablemente hermoso.

PD: por favor lean el spoiler de Aaron Blanco; simplemente un formidable poema de denuncia social...todos somos responsables.