Aun puedo recordar aquella función de “Spider-Man: Un Nuevo Universo”, a la que pude asistir a fines del año pasado, no había mucha gente en la sala, y en su mayoría eran niños con sus padres, pero al finalizar la función y después de ver unos gloriosos títulos finales la emoción en todos quienes estuvimos ahí era a “flor de piel”, porque creímos “infantilmente” haber visto “la mejor película” (si era posible) del superhéroe más famoso de “la casa de las ideas”, por favor corregirme si me equivoco.

Creí que era una exageración y me puse a meditar durante todo este tiempo si eso podía ser cierto, empecé a recordar casi fotograma por fotograma el film completo en mi cabeza y pude hacerlo sin problemas, pero me llamo la atención que por más que trataba de verle algún aspecto negativo, mi alegría nublaba mi cordura. La volví a ver hace poco y mis percepciones ya algo menos afectadas, continuaban alabando el enorme trabajo que este brillante equipo se propusieron hacer y el inmenso amor que le pusieron a este añorado proyecto, que cabe señalar tampoco despertó mucha expectativa al inicio entre un gran porcentaje de fanáticos, por su enfoque tan arriesgado y sobre todo diferente. Y es que escuchar que se estaba haciendo “otra película de Spider-Man” que hablaría “otra vez” de sus orígenes y encima que trataría sobre “dimensiones paralelas” y sus correspondientes “versiones alternas”, era una posibilidad que había funcionado bien en el papel, pero reunirlo y convertir esto en una película ¿sería una buena idea?

Pues vaya que si los directores Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothmanhan han logrado un auténtico “hito” sobre el personaje dándonos una lección de cómo se debe adaptar un cómic a la gran pantalla, y no conformes con esto (casi nada) han dejado plasmado su toque tan personal en los apartados narrativos, estéticos y de entretenimiento puro y duro, como muy pocos (en serio) han conseguido. Cine de autor y producto de estudio compactado en un perfecto equilibrio, respetando casi de forma “religiosa” la obra original, así de fácil y sencillo. Esto es algo que DC nunca pudo hacer con los superhéroes que cobija y MARVEL lo ha logrado a medias uno por uno y en conjunto en un 90%.

Me podre ganar el odio con estas palabras, pero la gran diferencia es que a pesar de que las adaptaciones están ahí, siempre se han tomado libertades creativas (algunas necesarias, otras incomprensibles) a la hora de llevarlas a la gran pantalla y por ende esa adaptación soñada y “perfecta” nunca llegaba. Bueno, eso era cierto, hasta que esta ”Spider-Man: Un nuevo universo” llegó y ha dado un sonoro golpe de autoridad en la mesa pero con la mayor humildad (e inesperadamente) se corona con ese honor.

Trama perfecta bien dosificada gracias a un brillante guión firmado por Phil Lord, Rodney Rothman, Dan Slott y Meghan Malloy, recordandonos el porque estos personajes son interesantes definiendolos de forma magistral, sumado a un estética casi revolucionaria y una profunda devoción, respeto y “amor de fan” por los cómics, en general por parte de todo un cuerpo de trabajo entregado a la causa al 1000% para lograr unos sorprendentes resultados que saltan a la vista por la destreza y originalidad con la que son mostrados.

Y es que con cada visionado de este precioso film me preguntare siempre ¿Qué habría pasado si Disney dejaba en paz a Phil Lord junto con su colega y les dejaban terminar de dirigir la discreta Han Solo? Habría sido “diferente” creo y mucho mejor.