Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Aventuras En la segunda mitad del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, se hizo célebre por sus victoriosas campañas contra los musulmanes durante la reconquista del Reino de Valencia. Acusado injustamente de traición, Rodrigo mata en duelo al padre de Jimena, que lo rechaza y se encierra en un convento. Este es el punto de partida de numerosas peripecias: las intrigas del conde García Ordóñez, el desafío del rey Ramiro de Aragón y ... [+]
13 de diciembre de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
He leído diversos artículos acerca del legendario Rodrigo Díaz de Vivar (1048(?)-1099), mejor conocido como El Cid Campeador, el cual es sin duda una de las figuras más representativas de la historia española. Los cronistas y poetas antiguos veneran al personaje, lo exaltan y lo reivindican como el héroe por antonomasia, pero hay recientes investigaciones que se debaten sobre definir a Don Rodrigo más como un mercenario que como un excelso libertador, por la doble relación que sostuvo con moros y cristianos.

Encuentro ambigüedades, supuestos e imprecisiones en algunas de las cosas que se dicen, y sobre todo, creo que se apunta más a juzgar hechos sin tratar de asir razones, y es por esto que –aunque probablemente sea lo menos cierto- sigo prefiriendo a esa suerte de héroe inmaculado que se recrea en El Cantar del mio Cid y a esa suerte de Espartaco que deja bien plantado el guión cinematográfico escrito por Philip Yordan y Fredrich M. Frank. Y tiendo a esto, por la misma razón que me encanta el rey Arturo del que habla la leyenda inglesa: Porque ante la imposibilidad real de saber como vivieron, pensaron y sintieron cercanamente los grandes héroes de la historia antigua, prefiero que se preserven esas imágenes de hombres de toda probidad, pues nos sirven de perfecto ejemplo sobre cómo deberían ser los hombres del presente. Y si acaso, tan siquiera un solo hombre, consigue orientar su vida con base en estos modelos, la leyenda bien que habrá logrado su cometido.

Emociona, estimula y despierta poderosos sentimientos de respeto y valoración, ese soldado fiel a la verdad, ajustado en rigor a la justicia, y empeñado en la hermandad de aquellos hombres a los que, tan torpemente, separa una religión. Todo esto le significará perder a la mujer que ama, ser amenazado de muerte y desterrado, pero al tiempo que acepta con sabia entereza todo cuanto sucede, dando profundas muestras de benignidad, el Cid seguirá luchando para proteger a su tierra, mantener enhiestas las instituciones, y garantizar la supervivencia digna de sus coterráneos.

Anthony Mann logra un filme impecablemente realizado, combinando con precisión la lucha política de El Cid Campeador, con su trágica y eterna historia de amor junto a Jimena, la mujer de época sometida a los designios de la autoridad (padre, rey…) que siente doblegados y atragantados sus sentimientos más íntimos.

Charlton Heston nos brinda otro poderoso y edificante carácter, dejando para la historia cinematográfica a uno de esos héroes de ficción que jamás consiguen olvidarse. El resto, es un sólido reparto que complementa muy satisfactoriamente, una historia que deja un grato gusto a magnífico cine épico.

-Siempre ha habido guerras entre nosotros. –Dice Jimena a Rodrigo.
-Sí, lo sé –responde él- ¿pero no crees que podríamos pensar ya en vivir en paz?
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow