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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Un joven combatiente de la Primera Guerra Mundial despierta totalmente confuso en un hospital, confinado de por vida, ciego, sordo y mudo y con las piernas y los brazos amputados a causa de una explosión sucedida durante un bombardeo. Al principio no es consciente de lo que le ha sucedido y en qué condiciones está, pero poco a poco comienza a darse cuenta... (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las principales causas de las guerras han sido, y seguirán siendo: La irracionalidad del hombre, el afán expansionista de las naciones más poderosas, y el interés de la industria armamentista de consolidar su negocio. En este orden de ideas, caben precisamente las dos Guerras Mundiales que hasta ahora ha padecido la humanidad. Por esto, suena aberrante cuando, en “JOHNNY COGIÓ SU FUSIL” oímos a la iglesia en su atrevimiento de declarar “justa y santa” a semejante barbarie e improperio humano como fue la Primera Guerra Mundial. Y se pregunta uno: Para aquellos muchachos que llevaban una vida en paz junto a sus familias, que vivían un lindo romance, y que hacían planes de tener una profesión y construir un hogar, ¿será justa y santa una guerra de la que ellos no entendían nada, a la que fueron llevados por obligación y que ahora les ha dejado lisiados y sin posibilidad alguna de llevar una vida normal? ¿Pensarán los padres que, aquellos hijos por quienes tanto lucharon y se desvelaron, y en quienes tenían guardadas todas sus esperanzas, murieron gloriosamente porque Dios bendecía la guerra? ¿Y cuántos hijos de quienes promovieron y dirigieron los enfrentamientos, estuvieron en el frente durante los combates?

El escritor, Dalton Trumbo, sabía harto de estas cosas y como cualquier humanista sentía que la guerra es infame, indecorosa y maldita. Por eso, quiso contarnos esta aleccionadora historia en la que, un joven llamado John Bonham, lleno de sueños y esperanzas, se convierte en una de las tantísimas víctimas que han dejado las guerras con unas secuelas que conmueven al más pintado.

El libro, “Johnny got his gun” (Johnny cogió su fusil), lo publicó Trumbo en 1939, cuando comenzaba la Segunda Guerra Mundial y como queriendo advertir al mundo sobre las terribles consecuencias que, desde entonces, se cernían sobre los jóvenes que se enlistaran para hacer parte del nuevo conflicto. La National Book Awards lo premiaría como El Libro más Original de aquel mismo año.

El título, juega alegóricamente con la llamada publicitaria “Johnny get your gun” (Johnny coge tu fusil) con la que, desde el siglo XIX, se alentaba a los jóvenes a enlistarse en el ejército, y ya, Donald Crisp, la había usado para un filme que él mismo dirigió en 1919, basado en una obra de Edmund Lawrence Burke.

Lo que inspiró el libro de Trumbo, fue un artículo que leyera sobre la visita que, el príncipe de gales, hiciera a un hospital para veteranos canadienses, donde encontró a un soldado que había perdido brazos, piernas y gran parte de su rostro. La descripción de este personaje, removió en Trumbo experiencias muy particulares, al tiempo que afloró sus tendencias pacifistas, y por tal razón, la novela es una mezcla de recuerdos personales asociados al posterior sufrimiento del protagonista.

A medida que proseguía su tarea como guionista (“Five came back”, “Kitty Foyle”, “You belong to me” y tantos otros trabajos que dieron lugar a aceptables, grandes y algunos magistrales filmes) la idea de llevar este libro al cine, afloraba cada tanto en la mente del escritor, hasta que llegado el año 1971, todo se dio para que él mismo lo dirigiera, siendo la única experiencia como realizador que tuvo en toda su carrera.

Pero el resultado fue más que positivo, porque logró un filme visualmente muy atractivo, combinando los gratos recuerdos y los sueños esperanzados en color, con un presente en blanco y negro y lleno de sombras, donde se describe la conmovedora tragedia. Dramáticamente, el personaje que interpreta Timothy Bottoms (John Bonham), es de la más alta efectividad sin necesidad de recurrir a exhibiciones de mal gusto, y el conjunto actoral que le acompaña: Jason Robards (Joe Bonham, padre), Donald Shuterland (Jesús), Sandy Brown Wyeth (la enfermera compasiva), y hasta el mismo Trumbo (como el orador), resulta muy preciso en cada uno de sus encargos.

La sutil ironía del escritor, las frases que dan cuenta de los adefesios que brotan de nuestra sociedad… y entre otras cosas, una gran consideración por aquellos jóvenes a quienes en gran parte son los adultos quienes les pierden de manera lamentable, son también cosas que hacen parte de este filme –y libro- que solo pretende que mantengamos la paz.
Luis Guillermo Cardona
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