La Criptozoología (Estudio de los animales ocultos), es una pseudociencia que se esmera por probar la existencia real de animales extintos, mitológicos o folclóricos. Los seres que interesan a los criptozoólogos, se llaman críptidos, un término acuñado por, John Wall, en 1983. Ésto incluye a ciertos especímenes de dinosaurios; animales que, sin que haya evidencia alguna de su existencia, aparecen en mitos y leyendas como, Pie Grande, el Monstruo del lago Ness; Yeti, el abominable hombre de las nieves, y otros. Desde su fundación, en los años 1950, por los zoólogos, Bernard Heuvelmans y Ivan T. Sanderson, la Criptozoología ha rechazado los enfoques científicos, y por esto, se la asume como una pseudociencia. Sus adeptos son afines al Creacionismo y están influidos por quienes se ocupan de otras pseudociencias como la ufología o los cazafantasmas.

El Yeti (Jigou, para los tibetanos del Himalaya), se caracteriza como un críptido con forma de simio blanco gigante y ha sido relacionado con Pie Grande, el Yowie de Australia o el Kunk de los Andes, creyéndose que habita en las zonas boscosas de la cordillera del Himalaya. Como suele ocurrir, no existen pruebas concluyentes de la existencia de éste mítico animal… y queriendo jugar a que, “sí existe”, surgen cosas como ésta encantadora película donde, un coleccionista de animales raros, el señor Burnish -después de pasar muchos años cuando tuvo ante sus ojos al Yeti-, al fin lo encuentra de nuevo y consigue enjaularlo para sorprender a la ciencia... pero, el Yeti escapa y, para su suerte, tropezará con una niña que está dispuesta a procurarle su libertad.

Así comienza ésta fantástica y ejemplarizante aventura, siendo, Everest –así decide llamarlo la pequeña Yi, cuando comprende que, el raro animal, vive en el Monte Everest-, un encantador personaje con el gran poder de controlar y modificar a la naturaleza como la necesite. Lo que anima a la niña, es la solidaridad con el asustado anima-l, y en el ejercicio de salvarlo pondrá su máximo empeño, pudiendo contar con la útil compañía de Peng, su joven amigo, y de Jin, el primo de éste.

Escrita por, Jill Culton, y dirigida por ella misma junto a, Todd Wilderman, <<UN AMIGO ABOMINABLE>>, posee elementos comunes con otras historias ya contadas -sobre todo, “Mi Vecino Totoro” (Hayao Miyazaki,1988)- y debido a que la historia también está ambientada en territorio oriental, de nuevo los personajes son niños de ésta raza, siendo, los perseguidores, figuras americanas como, el industrial Burnish y la zoóloga Zara, quienes harán alarde de un gran poder para salirse con la suya.

La trama asegura elaborados y poéticos efectos especiales; la cultura china con sus grandes valores espirituales queda muy bien plantada; y cada personaje está revestido de rasgos tan Humanos, que sensibilizarse y empatizar con ellos, es inevitable.

La ambientación, en general, es muy satisfactoria, recreando lugares exactos como las montañas Avatar, parte de Hong Kong… e incluso el Buda gigante de Leshan, donde se desarrolla una bellísima escena. Realizada en coproducción con China, <<UN AMIGO ABOMINABLE>>, es la tercera de cuatro películas sobre Yetis que se realizaran en un período de tres años, siendo las otras, “Smallfoot” (2018), “Missing Link” (2019) (ambas también animadas), y “Abominable” (2020) (personajes reales), las cuales tuvieron una menor acogida.

El término, “AboMinable” (la M mayúscula se refiere a Mountain (Montaña), surge del tradicional nombre con el que se ha conocido al Yeti, pero, ya tendremos lugar de descubrir que suerte de sentimientos y de valores hay realmente en ese gigantesco animal que cambiará para siempre la vida de los jóvenes aventureros.

Esto es Cine para Aprender a Vivir.