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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Comedia. Western Albert, un granjero cobarde, se echa atrás en un duelo pistolero, motivo por el cual su novia decide abandonarlo por otro hombre. Sin embargo, un día llega a la ciudad una hermosa mujer de quien se enamora y que lo ayudará a descubrir su coraje, valentía que será puesta a prueba puesto que esta mujer arrastra un marido prófugo que reclama venganza. (FILMAFFINITY)
21 de octubre de 2014
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el proceso de auto-descubrimiento del cuerpo, el ser humano pasa por diferentes etapas durante su infancia. Entre la etapa oral, que se inicia en la vida intrauterina y va más o menos hasta los 18 meses, y la etapa fálica, que se presenta entre los tres y siete años aproximadamente, se da la que, Sigmund Freud, calificó como la etapa anal y que suele presentarse entre los 18 y 36 meses de edad. Tales etapas, pueden presentar fijaciones profundas en particulares individuos y extenderse alguna de ellas muchos más años de los estimados regularmente.

En algunos directores de cine, pareciera presentarse, en alguna ocasión, un regreso a edades muy tempranas y entonces asumen las alusiones escatológicas como parte del cuento temático o del divertimento que buscan incluir en alguna de sus películas. Y la mierda tiene su gracia… pues no es por nada que hace parte bastante frecuente del lenguaje cotidiano de muchísimas personas: Para decir que alguien es muy egoísta se dice que “ese es muy mierda”; para hablar de lejanía se menciona que “queda en la mierda”; para desprestigiar lo que alguien argumenta se sostiene que “no sabe ni mierda”; cuando se echa a alguien que molesta, se le grita: “¡váyase a la mierda!”; para explicar que algo quedó muy dañado, se dice que “quedó vuelto mierda”…

Al creador de series animadas de televisión (entre ellas la muy popular “Padre de familia”), Seth MacFarlane, quien ahora se ha pasado a la dirección de comedias cinematográficas, también le atrajo la excremental image como parte de una historia que tiene, entre sus propósitos, dejar al desnudo la verdadera imagen del wild wild west norteamericano, que tan discreto y bien hablado nos mostró, por tantísimos años, el cine hollywoodense. Y queda decir que no es -aquel de las heces-, un ordinario elemento aplicado por falta de talento, sino que bien ha comprendido MacFarlane que, entre el común de especímenes que habitaban el oeste norteamericano, lo burdo, lo obsceno y lo explosivo, tenían asiento de primera fila.

La parodia es perfecta – de seguro inspirada por la cínica y muy negra serie de televisión “Mil maneras de morir”-, y es bien probable que, a los espectadores sin aspavientos, les motivará como a nosotros, estruendosas carcajadas que les harán pasar un rato delicioso. Aunque es cierto que veremos unos cuantos gags un tanto flojos y algún otro de pésimo gusto, la mayoría de estos resultan deliciosos y muy bien logrados, sobre todo cuando contienen efectos especiales, porque en tales casos fluyen como impactantes elementos sorpresa que nos dejan atónitos y desencajados. La fotografía resulta esplendorosa imitando el colorido de los filmes animados; la banda sonora (a la Bernstein) es estupenda pretendiendo darle majestuosidad a lo que por otra parte se burla de ello; y las actuaciones de MacFarlane (quien además escribió el guión y compuso la letra de un par de muy frescas canciones), de la siempre divina Charlize Theron y de Liam Neeson, resultan muy gratas, sin mencionar que otros connotados actores tienen cameos como gratos homenajes.

“MIL MANERAS DE MORDER EL POLVO”, es de esa clase de películas que están hechas para divertir… con muy altas posibilidades de lograrlo.

Se me viene a la mente una frase que se decía en otro filme que veía hace poco y que aquí también aplica: “Los pistoleros son individuos cuyas inclinaciones al bien o al mal, les conducen al final que cada uno merece”.

Título para Latinoamérica: “PUEBLO CHICO, PISTOLA GRANDE”
Luis Guillermo Cardona
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