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España España · Barcelona
Voto de AMQE:
6
Comedia. Drama Trudi es la única que sabe que su marido Rudi está gravemente enfermo de cáncer. Siguiendo el consejo de su médico, deciden hacer un último viaje juntos. Trudi convence a su marido y van a visitar a sus hijos y nietos en Berlín. Sin embargo, éstos están demasiados inmersos en sus propias vidas para ocuparse de ellos. Tras ir al teatro a ver un espectáculo de danza Butoh, Trudi y Rudi deciden marcharse y pasar unos días en un hotel en la ... [+]
21 de junio de 2009
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora alemana Doris Dörrie aprovecha una buena historia que desarrolla su parte final en Japón para darle un particular homenaje, rayando la declaración de amor, al país asiático. “Cerezos en flor” se divide en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, mejor desarrollada narrativamente, Dörrie nos ofrece una aguda reflexión sobre la familia y su papel en la sociedad actual, donde comprobamos que los lazos que unen a padres e hijos están cada vez más desatados y en la cual ni unos ni otros salen especialmente bien parados. En la segunda parte, que coincide con la llegada del padre a Japón, la película adquiere un tono más poético y todo lo que pierde en cuanto a estructura narrativa lo gana en cuanto a fuerza visual y sensitiva. La historia se transforma en un viaje exterior pero sobre todo interior por parte del personaje de Rudi, al que acompañamos desde su primera fase de desconcierto hasta el camino hacia su Santo Grial particular, ese monte Fuji transformado en icono de la felicidad y la paz final.

Doris Dörrie parece con esta película haber alcanzado la madurez como directora, creando una obra hermosa y delicada, consiguiendo momentos de auténtica belleza que contrastan con el tono triste y melancólico que envuelve el relato desde su primera escena. Así mismo, también es destacable el trabajo de su pareja protagonista, Hannelore Elsner y Elmar Wepper, especialmente este último, que llena el tramo final de la película de sobriedad y contención, en un difícil ejercicio que le lleva a caminar por la estrecha línea que a veces separa lo sublime de lo ridículo. Con su sobresaliente actuación, Wepper logra subir el nivel de esta historia en la que la esperanza y la lucha por cumplir los sueños ganan claramente la partida al destino y al desaliento.

Lo mejor: lo hermoso de sus imágenes.

Lo peor: una segunda parte algo más hermética en términos narrativos.
AMQE
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