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Voto de Natxo Borràs:
7
Comedia. Drama ¿Qué pasaría si 16 años después de la revolución rumana y la caída de Ceaucescu, el dueño de un canal local de televisión rumano ofreciera a dos invitados compartir sus momentos de gloria revolucionaria? Uno es un viejo retirado y eventual Santa Claus, el otro un profesor de historia que acaba de gastarse el sueldo en saldar sus deudas de bebida. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dieciséis años después de que el Régimen de Ceaucescu se hundiera por la presión de su pueblo que pedía el fin del Comunismo y la tiranía, saliendo en bandadas por las calles de las principales ciudades, Virgil Jderescu (Teodor Corban) presentador de un programa televisivo decide reunir a dos ciudadanos de a pie que pudieron haber vivido los acontecimientos en primera línea. Los invitados son Tiberiu Manescu (Ion Sapdaru) un profesor de Historia con serios problemas con el alcohol que le acarrea deudas y el anciano Emanoil Piscoci (Mircea Andreescu) que en las fechas navideñas se disfraza de Papá Noel para paliar su aburrida vida solitaria. Los dos harán perder la paciencia del afán de liderato de Jderescu en un calentado debate dónde todos acaban siendo principiantes sobre un episodio en la historia de Rumania que parece que le han dado la espalda a favor de sus necesidades y preocupaciones como rumanos en el presente.

Corneliu Porumboiu, nacido en 1975, denuncia con esta comedia la visión incierta de su país tras la caída del Comunismo debido a la indiferencia de sus ciudadanos entorno a los acontecimientos sucedidos en el pasado. El personaje de Jderescu, que representa la iniciativa y libertad de expresión gracias al medio de comunicación en el que trabaja, puede resultar un eslabón para que sus invitados al programa se les conceda la oportunidad que en otras circunstancias no se les habría permitido. La sorpresa se produce en la pasiva reacción de los invitados y su empleo de las media verdades que usan a fin de evitar el enfurecimiento de telespectadores oyentes y testigos de lo que fue la Revolución en su día.

Lo que la película plantea como una comedia de situación (los fijos planos generales en cada escenario donde vemos a los tres protagonistas en su vida cotidiana) acaba pasando en su segunda mitad de metraje al encuentro de los tres en el plató, lo que sugiere la impresión de ver un programa de televisión antes que un largometraje. Lo que confirma aún más que “12.08 Al Este de Bucarest” como un juicio o examen exhaustivo sobre quiénes eran, quiénes son y como serán los ciudadanos de Rumanía frente a cualquier cambio político o social.
Natxo Borràs
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