Ash (Bruce Campbell) empleado en la sección de armería de unos grandes almacenes es absorbido en un viaje a través del tiempo después de pasar una terrible noche en la cabaña de un bosque enfrentándose a una fuerza maligna que lo traslada a la Edad Media. Preso por los caballeros de Arturo (Marcus Gilbert) por acusarlo de ser uno de los secuaces de su enemigo Henry el Rojo (Richard Grove), Ash, armado con una escopeta y una sierra mecánica hará prueba de sus habilidades para demostrarlos que todos tienen un enemigo común: los demonios que merodean los cielos, tal y como están descritos en el Necronomicón ExMortis, el Libro de los Muertos.

Película que cerraba la trilogía que emprendió Sam Raimi en 1982 con la más “seria”, “Posesión Infernal (Evil Dead) pero que progresivamente se dejó llevar más por el humor y la sarna antes que por los tópicos y el mal gusto con “Terroríficamente Muertos” (1988) hasta llegar a un tercer episodio, que se puede apreciar como una cinta independiente a las desventuras de un típico ciudadano medio que, por culpa de un aparatoso fin de semana en el que esperaba tranquilidad al lado de su novia, es víctima de un conjuro diabólico que lo acaba atormentando por la presencia de demonios y espíritus del bosque. Y por más inri se cerraba su segunda capítulo con un inesperado traslado a la Edad media que le encumbraban como inesperado salvador de un reino acechado por criaturas aladas.

Pero Raimi cambia el argumento en su tercera entrega. Ash es tratado como un esclavo, apresado y a punto de ser ejecutado por los designios de una corte que no prevén que él es un héroe de otro tiempo, que necesita estar en su época a cambio que con sus recursos modernos (la “escoba de fuego” y, sin lugar a dudas, la primordial motosierra) les desposea a ellos de un mal aún mayor.

Rodada con más medios (el ejército de esqueletos, un homenaje con creces al efectista Ray Harryhausen), Raimi ya dio muestras para encabezar proyectos más ambiciosos, aunque se alejaría del género fantástico con el “western” “Rapida y Mortal” (The Quick and the Dead, 1995), la policíaca “Un Plan Sencillo” (A Simple Plan,1998) y la romántica “Entre el Amor y el Juego” (For Love of the Game, 1999).