Amable pero algo cansino largometraje de superación ambientado en Manhattan sobre la relación entre dos jóvenes vecinos que acabándose de conocer irán superando los prejuicios que tienen el uno con el otro. Aunque no falta decir que con el prólogo con la voz en off de Beth (Rose Byrne) valorando su amistad con Adam (Hugh Dancy) citando “Le Peti Prince” de Antoine de Saint Exupery en su condición de maestra de Educación Infantil, uno puede sospechar qué camino va a tomar la narración del film. Cuando la chica conoce a Adam, descubrirá su disfuncional comportamiento frente al resto del mundo al padecer el Síndrome de Asperger. A pesar de su enfermedad, Adam, que después de perder su trabajo en calidad de ingeniero electrónico, es apoyado por la chica sin caer en la situación de que el padre de ella (Peter Gallagher) ha provocado un desfalco como contable y está en espera de juicio. Entonces tomará la decisión de que si esas dos vidas que se encontraron una mañana en el rellano de una escalera vale la pena que continuen unidas.

La cálida, y acertada, aceptación que ha tenido este film de corte independiente reside en su profundo mensaje conmovedor y proclive a la lagrimita aunque lo consigue forzadamente. Dichos resultados se unen a la pretenciosidad de un metraje a momentos lento en su desarrollo.

Lo Mejor: los cariñosos roces de la pareja protagonista
Lo Peor: hay que espabilar el argumento