La Corporación ENCOM está siendo liderada por el inescrupuloso Ed Dillinger (David Warner) que no está dispuesto a dar el visto bueno a uno de sus empleados, Alan Bradley (Bruce Boleixtner) para seguir desarrollando su programa TRON. En parte porque parece sumiso a las órdenes de el Control Central de Programas, la computadora que rige ENCOM y que sus intenciones van más allá de poder controlar el edificio. Pero hay un mundo virtual, más fantástico y complejo en que Kevin Flynn (Jeff Bridges) un hacker y ex-empleado de la Corporación se infiltra por accidente cuando intenta infiltrarse en las entrañas de el Control Central de Programas con el fin de ayudar a su amigo Alan.

La trayectoria del director Steven Lisberger es muy escasa. Un realizador nato encargado por la Disney en conquistar y revolucionar los efectos especiales del momento, los ochenta en pleno auge y los videojuegos como elemento de moda, para visualizarnos en unos dibujos animados geométricos pero la mar de entretenidos. Evidentemente quedan ya muy lejos de los avatares de Cameron y de su continuación-remake que Joseph Kosinski nos ha deparado en formato 3D con su “TRON Legacy” (2010) a quien reunía a sus protagonistas veintiocho años después, y como desafiadora respuesta a fantasías cameronianas.