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Voto de Natxo Borràs:
5
5,8
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Drama
La verdadera historia de Beatrice Cenci, una joven que fue condenada a morir, acusada de preparar la muerte de su padre, un hombre perverso y falto de escrúpulos, bajo cuyos abusos vivió Beatrice una dura y penosa vida. Ante la carencia de pruebas, logran bajo tortura que un joven amigo de Beatrice confiese que ha sido ella y su madre los que prepararon el crimen. (FILMAFFINITY)
5 de abril de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprende que al repasar la filmografía del italiano Lucio Fulci siempre nos quedemos relegados a su mejor e infatigable última etapa englobada al género de terror que lo magnificó después de su muerte aunque, en vida, siempre quedó algo relegado bajo las sombras de los Bava, padre e hijo y el insuperable Darío Argento. Pero no, mucho antes había otro Fulci dispuesto a destacar en el panorama cinematográfico de su país Aunque lo demostró con menos fortuna que a posteriori, siempre reconocido y relacionado con títulos de la talla de “Nueva York bajo el Terror de los Zombis” (Zombi 2, 1979) o “El Más Allá” (…E tu vivrai nel terrore! L, aldilà, 1981).
Fulci ya se había paseado por otros géneros, desde la “comedia italiana” al “spaghetti western” y algunos aclamados “giallo” como “Una lagartija con piel de mujer” (Una lucertola con la pelle di donna, 1971) o “Siete Notas en Negro” (Sette note in nero, 1977) muy por encima de sus posteriores y sanguinarios trabajos.
A finales de los años sesenta rodó “Beatrice Cenci”, dramática reconstrucción (y que ya formalizaría los primeros pasos de cineasta radicalmente interesado en mostrar más que a contar) de un turbio episodio de la historia de la Italia renacentista del siglo XVI en que una acaudalada familia romana fue acusada del asesinato del progenitor; un padre cruel y déspota aunque muy poderoso y entregado a la fe religiosa, por lo que la Iglesia intervino como juez y ejecutor de una no menos cruel sentencia, acorde a los dictámenes de los tribunales eclesiales.
Fulci ya se había paseado por otros géneros, desde la “comedia italiana” al “spaghetti western” y algunos aclamados “giallo” como “Una lagartija con piel de mujer” (Una lucertola con la pelle di donna, 1971) o “Siete Notas en Negro” (Sette note in nero, 1977) muy por encima de sus posteriores y sanguinarios trabajos.
A finales de los años sesenta rodó “Beatrice Cenci”, dramática reconstrucción (y que ya formalizaría los primeros pasos de cineasta radicalmente interesado en mostrar más que a contar) de un turbio episodio de la historia de la Italia renacentista del siglo XVI en que una acaudalada familia romana fue acusada del asesinato del progenitor; un padre cruel y déspota aunque muy poderoso y entregado a la fe religiosa, por lo que la Iglesia intervino como juez y ejecutor de una no menos cruel sentencia, acorde a los dictámenes de los tribunales eclesiales.