Ópera prima del ya indiscutible Quentin Tarantino. Considerada en su momento como una arriesgada proeza por su lenguaje de la violencia en todos los ámbitos, su primer film es toda una pirueta en el montaje y el uso de "flash-backs". Sangre la hay para dar y tomar pero también el más puro estilo de cine negro de la época de Sam Fuller (y si no aprecien el desfile de trajes negros e idénticos entre la mayoría de sus componentes y sufridos atracadores).

Sin recurrir a la acción directa de un atraco (cual podría ser más violento y visceral) Tarantino nos propone un antes y después de un planeado asalto a un almacén de joyas. Los miembros que ejecutan ese plan perfecto apenas se conocen entre si y solamente se tutean con apodos de color; Blanco (Harvey Keitel), Rosa (Steve Buscemi), Azul (el ex-delincuente Eddie Bunker), Marrón (Tarantino luciéndose en un brillante monólogo sobre Madonna y sus canciones viriles), Rubio (Michael Madsen, hermano de Virginia), Naranja (Tim Roth) y Rosa (Steve Buscemi). Es paradójico que no veamos a un Señor Rojo (ya está presente, y a borbotones) ni un Señor Negro (el film se luce con algun que otro comentario racista que se soluciona rápidamente cuendo el traidor es asesorado por un hombre de color a fin de que se infiltre en la banda y aborte el plan). De detalles no faltan. También hay alguna concesión al machismo (la conversación sobre si dar propina o no a las camareras) pero por otra parte una mujer corriente saca un arma de su guantera y empieza a disparar contra los acorralados atracadores al ver frustrado el golpe y que intentan robarle el coche.

Aunque el director nunca negó en haberse inspirado libremente en la película "City on Fire" de Ringo Lam, "Reservoir Dogs" también es rica en sus originales planteamientos. Lawrence Tierney y el malogrado Chris Penn (hermano de Sean) interpretan a padre e hijo instigadores del atraco y que, tras su inútil intento, acaba en una espiral de traiciones, malentendidos, puñetazos y disparos.