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España España · Córdoba
Voto de JCR:
10
Serie de TV. Drama. Thriller Miniserie de TV (2020). 6 episodios. Miniserie sobre los comienzos de ETA. El 7 de junio de 1968, el líder de ETA, Txabi Etxebarrieta, cruzaba "la línea invisible" asesinando a la primera de las 853 víctimas de la organización terrorista, el guardia civil gallego José Antonio Pardines, de sólo 25 años de edad. Pocas horas después, el propio Txabi Etxebarrieta era abatido en un enfrentamiento con la guardia civil, convirtiéndose así en ... [+]
17 de abril de 2020
14 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Línea Invisible nos ubica en Euskadi durante los años 60. Son tiempos de contestación social y de protesta. La dictadura de Franco pesa como una losa sobre toda la geografía española y la libertad se necesita como el oxígeno para poder seguir adelante. En ese contexto proliferan numerosos grupos de protesta y activismo contra el franquismo. Uno de esos grupos era ETA.

ETA al principio era otro grupo más de la oposición anti franquista. De su fundación en 1959 en ETA confluían sectores obreristas centrados en la lucha de clases y con claro enfoque proletario para enfrentarse a la dictadura.

La serie se centra en la otra gran rama de ETA, es decir, la rama nacionalistas que en el personaje de Txabi Etxebarrieta se canaliza hacia la lucha armada basándose en el componente étnico y cercano a posiciones del Tercer Mundo. Con inspiraciones como la lucha revolucionaria en Cuba y la guerra de guerrillas que se empleó en Argelia.

De forma antagónica, se muestra al personaje de Melitón Manzanas. Director de la Brigada Político Social en Guipúzcoa. La serie acierta aquí al no mostrar la confrontación entre ambos grupos como una dicotomía maniquea de Bien contra Mal. Barroso opta por moverse entre los grises, pues si bien Melitón Manzanas es un elemento represor de la dictadura franquista, corrupto, torturador e infiel a su pareja, también es un padre amantísimo de su pequeña hija. Mientras que Txabi Etxebarria se nos muestra como un apasionado revolucionario, culto e intelectual, pero que deja que los ideales revolucionarios consuman su vida sentimental y su futuro profesional y piense que los ideales de la causa están por encima incluso de la vida humana.

El elenco de los personajes es variado y muestra los diferentes perfiles que hay en ETA en ese momento. Su entorno familiar, sentimental y personal. También se explora el lado de las fuerzas del orden. Su lado humano y sus dinámicas grises, tristes, miserables y corruptas. Es una opción de actores sublimes, ninguno desentona, todos clavan su papel a la perfección, la sensación de verosimilitud es constante.

Dentro de esta gama de grises se va explorando la fragua de ETA en el seno de la sociedad vasca. Para ello la serie emplea un gran recurso en el montaje donde se nos muestran los diferentes aspectos antagónicos entre los grupos enfrentados y su vida cotidiana. La serie tiene una gran cualidad en el montaje como recurso narrativo. Pues al alternar planos de los diferentes personajes, se va configurando la perspectiva total del conjunto.

El capítulo 5 está dedicado casi por entero a José Padines, primera víctima de ETA. José Padines era un anodino Guardia Civil de tráfico. No era un elemento clave en la dictadura, no era un represor ni un asesino. Padines estuvo en el momento equivocado en el sitio incorrecto y murió a manos de Txabi Etxebarrieta. La posterior cacería se cobraría la vida del propio Txabi a manos de la Guardia Civil. A partir de ahí una espiral de violencia que duró 60 años.

La producción tiene también altos niveles de calidad en la forma en la que se cuidan los detalles de ambientación. La estética de los pisos, la ropa y formas de vestir. Los diferentes vehículos, uniformes policiales y armas empleadas. Si acaso peca en algunas panorámicas de San Sebastian o Bilbao donde se puede apreciar lo digital del croma a la hora de recrear el paisaje de hace 50 años.

Cuenta la serie con una fotografía ejemplar, aprovechando los bellos emplazamientos de localización. Destacan los amplios prados y pasajes verdes, los caserones del interior, los chalets en la playa y toda la belleza natural y urbana de Euskadi.

Pero sin duda, lo más interesante de La Línea Invisible. Es la profunda reflexión que se hace sobre la represión, sobre hasta qué punto se justifica el cruzar la línea del asesinato para luchar contra una dictadura y sobre todo el dolor y el sufrimiento que ello lleva.

Con una sensibilidad enorme, Barroso nos muestra un montaje en paralelo de ambos funerales. Al final solo queda el dolor y la muerte. Los trapos de colores se agitan para defender la idea. Pero eso no va a volver a traer a los muertos.

La Línea Invisible también profundiza en la idea sobre quién controla el relato al final de todo. Esto muestra la importancia de la Historia como disciplina científica y el cine como un medio de expresarla o de ofrecer un primer acercamiento. Ya que se usa el argumento de que la dictadura de Franco fue algo desde España al País Vasco y Cataluña. Esgrimir este argumento obvia desastres como los fusilamientos de Badajoz, la Desbandá entre Málaga y Almería y todos los bombardeos que sufrieron Madrid y Valencia mientras duró la guerra. Por no obviar que la represión de la dictadura de Franco se extendió por toda España. Por tanto es importante ofrecer los hechos tal y como fueron en su vertiente llena de grises, para dar al público la oportunidad de preguntarse y de juzgar.

La Línea Invisible es uno de los trabajos más completos y maduros que se han hecho al afrontar la problemática de ETA. Hecho con una imparcialidad genial y con muchísimo mimo y cuidado. Es por tanto una miniserie de televisión de muchísima calidad. Cine en la pequeña pantalla y fraccionado por capítulos.

Critica publicada en Cinemagia.es por Juan Carandell Rojo
JCR
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