De las películas que he visto de este director, varias me han gustado bastante, caso de M. Butterfly ( seguramente la más olvidada), y hay otras que no me gustan nada. Por eso no sabía muy bien que esperar en este caso. Y me ha sorprendido, porque ha hecho por el camino más sencillo (cosa rara en él) la que seguramente sea su mejor película. La narración es lineal, la historia es sencilla en la forma y compleja en el fondo, la puesta en escena es clásica y elegante, y se agradece mucho que vaya directo al grano y que no se pierda en personajes y subtramas innecesarias. El reparto es genial, no falla ninguno. Pero destacaría a Maria Bello, que está espléndida, y la breve pero inolvidable intervención de William Hurt.
Este es uno de esos casos en los que con lo mínimo se consigue lo máximo, y claro ejemplo de eso es la escena final. Pocas veces con tan pocas palabras se ha dicho tanto.