Hoy en día hay muy pocos directores de los que cabe esperar una excelente película en cada nueva obra que dirigen. Tal vez Clint Eastwood, y con más reservas Woody Allen y Scorsese. Por eso todos los buenos aficionados al cine deberían estar dando gracias por la existencia de una productora como Pixar y de su máximo artífice John Lasseter. En los últimos quince años han realizado diez películas, y con excepción de la más discreta Cars, el resto son muy buenas cuando no directamente extraordinarias, como ha sucedido en los tres últimos años. Después de las fantásticas Ratatouille y Wall-E, este año vuelven a tocar el cielo con la deliciosa Up.
Up es un prodigio donde se dan cita la aventura, en el más amplio sentido de la palabra, la diversión, la imaginación y sobre todo mucha emoción. Y es precisamente esta parte, la de la emoción y los sentimientos, la que sitúa a esta película un peldaño por encima de todas las demás, ya que de ella se desprende uno de los mensajes más acertados y entrañables que el espectador pueda esperar.
Up es la historia de un sueño. El sueño cargado de tristeza y melancolía de un anciano que ve como, por fin, podrá hacer realidad la ilusión que mantuvo viva durante décadas su historia de amor con aquella emprendedora niña que, como él, soñaba con poder vivir algún día a orillas de una catarata en plena jungla sudamericana.
En unos inolvidables primeros minutos Up nos cuenta como comenzó esta historia de amor entre dos niños fascinados con la aventura, y como durante las siguientes décadas la aventura, a veces triste, del día a día echó por tierra sus ilusiones, mientras el amor que sentían el uno por el otro crecía sin parar. Como si de una película muda se tratara la historia consigue llegar al corazón de todos los espectadores.
A partir de ahí, y con la divertida entrada en acción de un peculiar boy scout, comienza una aventura en la que la imaginación, el colorido y la acción son de primera clase. Desde el espectacular despegue de esa casa llevada por miles de globos de colores, la película intercala secuencias de espléndido humor e ingenio con otras en las que la acción resulta vibrante. Y si además se tiene la oportunidad de disfrutar de Up en 3D el espectáculo estará asegurado.
Todo presidido por la química extraordinaria entre los dos personajes protagonistas, el anciano que vive su última gran oportunidad y el niño que disfruta de su primera gran experiencia. Una experiencia a cuyo final llegarán, cada uno a su manera, convertidos en personas más nobles y generosas. Nosotros, los espectadores, no se si seremos más nobles y generosos al acabar la película, pero seguro que habremos reído y llorado, además de haber botado en la butaca contagiados por el sano optimismo que se desprende de esta preciosa historia.