Una película entretenida, que cumple con brindar un espectáculo lleno de espionaje, emboscadas, confabulaciones y una alta dosis de adrenalina que vienen de la mano de conseguidas escenas de acción y de impactantes efectos especiales. Si bien el guión no es muy elaborado, no obstante no caemos en el facilismo de la acción por la acción misma, contamos con un argumento que nos transporta hacia circunstancias que nos hacen pasar un buen rato de diversión y de extrema suspicacia sobre la veracidad de lo que estamos visionando. Claro que la trama ya está en función del carismático Tom Cruise, quien adquiere la preponderancia y el protagonismo suficiente para complacer su ego histriónico. Filme hecho directamente para complacer a las masas que consumen cine industrial de primera línea, tenemos un interesante reparto y unas variantes que resultan interesantes para mantenernos entretenidos sin pensar mucho más de lo que un complot nos pueda hacer sospechar. Identidades falsas, agentes encubiertos especializados, mucha ambición y traición detrás de una retahíla de secuencias que nos sorprenden por su espectacularidad y por lo pegadizo del tema que Lalo Schifrin ya hubiera escrito para la serie de tv. El problema es que pasado el momento de asombro, no nos deja mucho más que un buen rato de distracción bien comercial. Claro que para poder disfrutarla hay que saber tolerar muchas licencias que se hacen por allí insoportables por la fanfarronería en que se cae (sobre todo al final del metraje).