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Voto de TOM REGAN:
8
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Intriga. Cine negro
Areta, un antiguo policía que trabaja como detective, recibe el encargo de encontrar a la hija de un empresario de Ponferrada. Gracias al novio, averigua que la chica estaba embarazada y huyó de casa. A partir de ese momento, empieza a sufrir todo tipo de presiones para que abandone el caso, pero Areta seguirá investigando hasta el final. (FILMAFFINITY)
4 de diciembre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
210/17(29/09/12) Notable homenaje de José Luis Garci al cine negro clásico americano y lo deja patente desde el inicio con la frase sobreimpresionada <Dedicada a Dashiell Hammett>, a los detectives privados hieráticos, nihilistas, duros, de una pieza, los buques insignias Philip Marlowe y Sam Spade, y su mayor alter ego el gran Humphrey Bogart, aquí la réplica es un carismático Alfredo Landa. El guión del propio Garci y de Horacio Valcárcel rezuma una estremecedora melancolía y rellena el metraje con los lugares comunes del género, un detective privado, Germán Areta (enorme Alfredo Landa) es contratado por un padre para que encuentre a su hija desaparecida años atrás, un caso ordinario que conforme investiga se complica más y más derivando en una cuestión personal para el investigador. Un argumento bastante manido pero que en manos de un tremendo Garci desemboca en una obra que destila una inmensa cinefilia, eso sí, mezclándola con toques cañís, un detective con un Simca 1000 Barreiros que come en baretos de carretera y se mueve por un Madrid de la ‘Movida’, con personajes muy bien construidos, tanto el soberbio protagonista como los secundarios. Garci hace una presentación imperial de Germán, de su personalidad hierática, mientras come en un bar dos tipos entran con violencia a robar en el local, pero cometen el error de quitarle el mechero a Areta, este sin apenas moverse saca una pistola y apunta a cierta parte frágil masculina y dice <Dame el mechero o te quemo los huevos>, los cacos salen disparados del sitio, el camarero va a darle las gracias, pero este no le deja acabar, le pregunta que que tiene de postre, el garzón le suelta la típica retahíla cortándole Areta para pedirle un café, espléndida entrada del prota, queda dibujada su taciturna personalidad, luego entra la trama, conocemos a su dicharachero ayudante, un antiguo maleante, El Moro Cárdenas, un Miguel Ángel Rellán brillante, desprende una luminosa empatía, comienza sus indagaciones, pasando por estaciones de radio, con disc-jockeys, en burdeles, con madames, llegando a peces gordos y cruzándose con antiguos conocidos, entretanto conocemos su vida privada, partidas de mus, charlas con el barbero sobre combates de boxeo, todo esto es contado con gran pulso, con un férreo ritmo, una excelente puesta en escena, unos diálogos ingeniosos y llenos de chispa, por cada fotograma rezuma nostalgia a que algo duro le pasó a Areta, tocando temas como la soledad, la lealtad, la traición, o la amistad. Lo negativo viene en la parte de la relación de Areta con Carmen (irritante María Casanova), una enfermera con hija pequeña de la que Areta está enamorado, aunque le cuesta mostrar sus sentimientos, pues bien, esto me queda muy forzado y manido, demasiado dulzón, rozando lo rancio, encima una de las partes es la actriz María Casanova que actúa de modo simplón, una mojigata sin alma, no me creo que Areta se enamore de ella, romance metido con calzador y nada creíble. (continua en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El pilar más sólido del film es un colosal Alfredo Landa, Garci lo quería en contra de los productores, y acertó, es un actor que le costaba dejar atrás su etapa del Landismo, nombre que se dio a las penosas comedias de sal gruesa de final de la dictadura, Landa demuestra lo gran actor que es, su magnífica actuación destila tristeza contenida, posee una mirada desilusionada que emite tristeza y amargura, grandioso. La ambientación es meritoria, hace un buen lienzo ochentero, con una adecuada fotografía de Manuel Rojas (‘Sesión continua’, ‘Espérame en el cielo’ o ‘Canción de cuna’), con postales madrileñas que desprenden cariño, adornado todo por la bella música de Jesús Glück (‘La Barraca, ‘Volver a empezar’ o ‘El Crack 2’), con pasajes de piano bellísimos. En conjunto una apreciable propuesta de thriller hispano con un Alfredo Landa que irradia un portentoso carisma. Fuerza y honor!!!