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Voto de TOM REGAN:
7
2018
Dave Kajganich (Creador), Max Borenstein (Creador) ...
6,9
7.990
Serie de TV. Aventuras. Fantástico
Miniserie de TV (2018). 10 episodios. En el año 1847, un equipo de expedición de la Marina Real británica es enviado al Ártico, en busca del Paso del Noroeste. Pero una vez allí es atacado por un misterioso depredador que acecha a los barcos y a sus tripulaciones en un juego desesperado de incertidumbre y supervivencia.
2 de agosto de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
101/11(15/06/19) Buena serie antológica de supervivencia y aventuras para AMC creada por David Kajganich, basada en la novela homónima de Dan Simmons de 2007. Drama con dosis de terror narra las desventuras de 129 tripulantes conformaban la expedición 1845-1848 perdida de Sir John Franklin, dos barcos exploradores de la marina británica, el HMS Erebus y el HMS Terror, intentaban cruzar por primera vez del Atlántico al Pacífico desafiando los hielos del paso del Noroeste, serie limitada a 10 episodios. Simmons reconstruye y especula su historia de ficción a partir de detalles reales se conocían acerca del suceso, notas fueron depositadas en los mojones de Isla del Rey Guillermo, mitología Inuit, cadáveres dejados atrás, pruebas de canibalismo, quedándose el escritor con detalle de una navaja encontrada en que estaba grabado nombre de Hickey. La línea final afirma “desaparecieron”, pero esto ya no es del todo cierto. Después de que se escribió el libro y antes de que se lanzara la serie, se descubrieron los restos de los barcos, ahora se sabe más sobre el destino de los buques que la especulación que se desarrolla en la serie, pero Simmons lo que hizo fue crear una narración ficticia que abordará la supervivencia y como las condiciones extremas afectan a las personas, incorporando un elemento de terror sirve de catalizador como aves en “Los pájaros”, tiburón de “Jaws”, o monstruo de “Alien. El 8º pasajero” (no es extraño, el productor de la serie es Ridley Scott), o el mutante de “La cosa”. La serie va increscendo, ritmo ascendente, se toma su tiempo para delinear personajes, para imbuirnos del aire asfixiante, para hacernos calar el frío, hace de la gelidez un personaje más, junto a los barcos durante primeros capítulos, hasta en la recta final acelerar en acción y dramatismo.
La serie dividida en dos claras partes: La primera parte son seis episodios, y acontece con los navíos el HMS Terror y el HMS Erebus, en el centro, los dos buques estancados en medio del hielo ártico, con ausencia de luz solar, con el frío haciéndonos calar en los huesos, donde asistimos al costumbrismo de la vida marina, donde a los elementos implacables climatológicos se suma el elemento cuasi-místico de la presencia de un ser terrorífico (un Monstruo, el Tunbaaq) que no se ve (cual Tiburón en “Jaws”), solo se intuye o bien fuera de plano, o solo viendo las consecuencias salvajes de sus sangrientos actos, que va minando la psicología de las tripulaciones, agregando capas de terror, tensión y suspense a cada secuencia. En un desarrollo donde además se van exponiendo las diferentes personalidades, el choque de caracteres entre los mandamases de los barcos, John Franklin (Ciaran Hinds) y Francis Crozier (Jarred Harris), las diferentes visiones de cómo encarar las dificultades increscentes, el clasismo, como las condiciones extremas sacan lo mejor y lo peor de cada persona. Un aire de aventuras que discurre lentamente, con la inclusión de (torpes) flash-back en que vemos parte del pasado de los protagonistas y el porqué de embarcarse en esta misión, así como las familias afrontan que la expedición no de señales de vida. Ello con diálogos inteligentes, con densidad para que nos toque el ambiente pesaroso, con detallismo por las rutinas. Rompiendo esto (además de los ataques del Tuumbaq) la aparición de una mujer esquimal, la llamada Lady Silenciosa (Nive Nielsen), acrecentando las tensiones, en este microcosmos testosterónico. Un lugar apartado del mundo, donde rigen normas marciales violentas ante el “error”, como esa cruenta secuencia de los latigazos, lugar donde la vida pende de un hilo, donde las extremidades son un bien apreciable ante tanta gangrenación por helada. La acción en este bloque resulta a cuenta gotas, destellos brutales escasos, primando la creación de un ambiente enfermizo malsano ante la desesperación reinante.
La segunda se centra en los cuatro últimos capítulos, cuando desesperados ante la perspectiva de poder volver a navegar, la tripulación que queda decide salir de los barcos, abandonarlos para intentar llegar a la civilización. Saliendo a campo abierto, con unos paisajes desoladores, donde se transmite agorafobia, donde las tensiones larvadas durante tiempo germinan de modo fulgente en motines, donde el nihilismo, el egoísmo, la arrogancia, la locura harán acto de presencia, en un huida hacia adelante donde el horizonte es inalcanzable, y donde el Monstruo se hará patente visualmente cual espectro alegórico de las almas corruptas, en puede metáfora de es peligroso jugar a ser Dioses que busquen los límites del mundo, cual Dr. Frankenstein jugando con su monstruo, Diosecillos en busca de conquistar la Diosa Naturaleza. Donde además de las miserias humanas, el aislamiento, las enfermedades, el Tuumbaq se cierne cual halo lúgubre por el escenario. En este clima turbio es donde aparecen líderes putrefactos, en este caso el manipulador Cornelious Hickey, un sociópata nihilista dispuesto a todo con tal de aplastar a su jefe.
La serie deviene en odisea que navega de modo sereno hacia la desesperación, antesala de la locura, donde el hambre, enfermedades, frio, o aislamiento es coctel tenebroso personificado en el Tuunbaq, aquí el sentido del deber, la solidaridad, el bien del colectivo, choca contra el individualismo, superstición, paranoia, y egoísmo, dilemas sobre cuál es la mejor solución a los problemas inherentes, tiene gran parte de alicientes al colisionar diferentes modos de encarar la situación agónica.
Taras: Tiene primeros episodios el ritmo se aletarga, hace el espectador pueda amodorrarse en su exposición de la vida en los barcos, reiterándose demasiado.
Ciaran Hinds como Sir John Franklin, comandante general de la misión, capitán del HMS Erebus, veterano arrogante, tipo con flema victoriana, optimista típico británico, termina colisionando con la realidad. El actor lo encarna con esmero y mucha credibilidad altiva, humanizando su fatuidad;... (sigue en spoiler)
La serie dividida en dos claras partes: La primera parte son seis episodios, y acontece con los navíos el HMS Terror y el HMS Erebus, en el centro, los dos buques estancados en medio del hielo ártico, con ausencia de luz solar, con el frío haciéndonos calar en los huesos, donde asistimos al costumbrismo de la vida marina, donde a los elementos implacables climatológicos se suma el elemento cuasi-místico de la presencia de un ser terrorífico (un Monstruo, el Tunbaaq) que no se ve (cual Tiburón en “Jaws”), solo se intuye o bien fuera de plano, o solo viendo las consecuencias salvajes de sus sangrientos actos, que va minando la psicología de las tripulaciones, agregando capas de terror, tensión y suspense a cada secuencia. En un desarrollo donde además se van exponiendo las diferentes personalidades, el choque de caracteres entre los mandamases de los barcos, John Franklin (Ciaran Hinds) y Francis Crozier (Jarred Harris), las diferentes visiones de cómo encarar las dificultades increscentes, el clasismo, como las condiciones extremas sacan lo mejor y lo peor de cada persona. Un aire de aventuras que discurre lentamente, con la inclusión de (torpes) flash-back en que vemos parte del pasado de los protagonistas y el porqué de embarcarse en esta misión, así como las familias afrontan que la expedición no de señales de vida. Ello con diálogos inteligentes, con densidad para que nos toque el ambiente pesaroso, con detallismo por las rutinas. Rompiendo esto (además de los ataques del Tuumbaq) la aparición de una mujer esquimal, la llamada Lady Silenciosa (Nive Nielsen), acrecentando las tensiones, en este microcosmos testosterónico. Un lugar apartado del mundo, donde rigen normas marciales violentas ante el “error”, como esa cruenta secuencia de los latigazos, lugar donde la vida pende de un hilo, donde las extremidades son un bien apreciable ante tanta gangrenación por helada. La acción en este bloque resulta a cuenta gotas, destellos brutales escasos, primando la creación de un ambiente enfermizo malsano ante la desesperación reinante.
La segunda se centra en los cuatro últimos capítulos, cuando desesperados ante la perspectiva de poder volver a navegar, la tripulación que queda decide salir de los barcos, abandonarlos para intentar llegar a la civilización. Saliendo a campo abierto, con unos paisajes desoladores, donde se transmite agorafobia, donde las tensiones larvadas durante tiempo germinan de modo fulgente en motines, donde el nihilismo, el egoísmo, la arrogancia, la locura harán acto de presencia, en un huida hacia adelante donde el horizonte es inalcanzable, y donde el Monstruo se hará patente visualmente cual espectro alegórico de las almas corruptas, en puede metáfora de es peligroso jugar a ser Dioses que busquen los límites del mundo, cual Dr. Frankenstein jugando con su monstruo, Diosecillos en busca de conquistar la Diosa Naturaleza. Donde además de las miserias humanas, el aislamiento, las enfermedades, el Tuumbaq se cierne cual halo lúgubre por el escenario. En este clima turbio es donde aparecen líderes putrefactos, en este caso el manipulador Cornelious Hickey, un sociópata nihilista dispuesto a todo con tal de aplastar a su jefe.
La serie deviene en odisea que navega de modo sereno hacia la desesperación, antesala de la locura, donde el hambre, enfermedades, frio, o aislamiento es coctel tenebroso personificado en el Tuunbaq, aquí el sentido del deber, la solidaridad, el bien del colectivo, choca contra el individualismo, superstición, paranoia, y egoísmo, dilemas sobre cuál es la mejor solución a los problemas inherentes, tiene gran parte de alicientes al colisionar diferentes modos de encarar la situación agónica.
Taras: Tiene primeros episodios el ritmo se aletarga, hace el espectador pueda amodorrarse en su exposición de la vida en los barcos, reiterándose demasiado.
Ciaran Hinds como Sir John Franklin, comandante general de la misión, capitán del HMS Erebus, veterano arrogante, tipo con flema victoriana, optimista típico británico, termina colisionando con la realidad. El actor lo encarna con esmero y mucha credibilidad altiva, humanizando su fatuidad;... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Jarred Harris encarna al capitán Crozier, tiene gran arco de desarrollo, tipo con altibajos anímicos, siempre con un código con que el espectador se siente la brújula moral; Adam Nagaitis encarna a Cornelius Hickey (Adam Nagaitis), perverso tipo, marino intrigante, con un arco de evolución siniestro, aprovecha las debilidades de todos, sabe ver grietas por las que manipular a unos y otros, en pos de sus “mesiánicos” propósitos. Personaje reflejo de lo peor de la Naturaleza Humana, la supervivencia darwinista más salvaje, incluso recurriendo sin tapujos morales por el canibalismo. El actor lo dota de personalidad y alma, con sutilidad y sin caer en la caricatura del típico villano, muy bueno; Paul Ready da vida al Dr. Harry Goodsir, tipo de una gran bondad e inquietud por saber lo que se mueve alrededor, desde saber el idioma de los inuit, a estudiar el porqué de la demencia acucia a gran parte de la tripulación. El actor lo encarna le dota de gran humanidad, especie de visión nuestra, observador, atento, teniendo un final estremecedor (spoiler); Tobias Menzies como oficial John Fitzjames, tiene buen desarrollo de presuntuoso, a toparse con la realidad de mundo inhóspito al que tiene amoldarse con humildad, buena actuación; Nive Nielsen es única actriz de entidad en la serie, reflejo de cómo el colonialismo veja a culturas ancestrales en su arrogancia de que su mundo es el bueno, y el otro el malo, la actriz da vida a complicado papel con corrección.
Tuunbaq es especie de gran oso blanco cuasi prediluviano, presencia se supone creada (bajo ficticia leyenda inuit), ser avernal que ataca de vez en cuando a la expedición británica como especie de aviso contra la arrogancia humana de querer vencer a la Naturaleza Virgen representada en el Ártico inexpugnable. También es adentrarse en la crítica al colonialismo (y por ende del británico), donde con sus ansias expansionistas pretendían “civilizar” (a su modo) el mundo, ellos se auto erigían en el faro contra el (supuesto) salvajismo de otras sociedades (en este caso los inuit). Dan Simmons lo imaginó como deux machine de la inclemencia y la crueldad que desprenden esos lares.
Puesta en escena fascinante en su función fundamental de proyectar un estado de ánimo, en este caso transmitir gelidez, melancolía ambiental, soledad, esto gracias al brillante diseño de producción de Jonathan McKinstry (“Desafío Total”), recreando en estudios en Budapest (Hungría) a los varados navíos en medio del ártico, se juntaron pedazos de hielo falso y puertas se dejaron abiertas para provocar escalofríos, haciendo que el espectador se cale del frío, paisajes helados, una tundra impenetrable, donde el viento, la neblina, son condiciones ambientales que te penetran; siendo igualmente estupendo el vestuario y el maquillaje, detallista y de un tremendo realismo; todo esto reforzado por la excelente cinematografía de Florian Hoffmeister (“Grandes esperanzas”), componiendo cuadros de una belleza superlativa (la secuencia del buzo sumergiéndose en el mar resulta sibarita), jugando con las penumbras, con los claroscuros, con tomas generales espectaculares; potenciando las sensaciones está la fenomenal edición de sonido de Saoirse Christopherson (“Taboo”), jugando con el sonido del viento, el crujido de vigas, los aullidos de los perros, o el sonido del Tuunbaq; como muy buenos son los efectos especiales de Gabor Kiszelly (“Blade Runner 2049”), haciendo creíbles los fondos visuales, auroras boreales, consecuencias de ataques del monstruo, o el Tuunbaq; Música de Mark Korven (“Cube”), escasa pero de peso dramático cuando aparece, sobre todo en créditos iníciales, melodías techno provocan desasosiego.
En conjunto me queda una serie a la que le cuesta un poco arrancar pero cuando lo hace te ofrece picos de los que recordaras y te pinzaran. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/07/the-terror.html
Tuunbaq es especie de gran oso blanco cuasi prediluviano, presencia se supone creada (bajo ficticia leyenda inuit), ser avernal que ataca de vez en cuando a la expedición británica como especie de aviso contra la arrogancia humana de querer vencer a la Naturaleza Virgen representada en el Ártico inexpugnable. También es adentrarse en la crítica al colonialismo (y por ende del británico), donde con sus ansias expansionistas pretendían “civilizar” (a su modo) el mundo, ellos se auto erigían en el faro contra el (supuesto) salvajismo de otras sociedades (en este caso los inuit). Dan Simmons lo imaginó como deux machine de la inclemencia y la crueldad que desprenden esos lares.
Puesta en escena fascinante en su función fundamental de proyectar un estado de ánimo, en este caso transmitir gelidez, melancolía ambiental, soledad, esto gracias al brillante diseño de producción de Jonathan McKinstry (“Desafío Total”), recreando en estudios en Budapest (Hungría) a los varados navíos en medio del ártico, se juntaron pedazos de hielo falso y puertas se dejaron abiertas para provocar escalofríos, haciendo que el espectador se cale del frío, paisajes helados, una tundra impenetrable, donde el viento, la neblina, son condiciones ambientales que te penetran; siendo igualmente estupendo el vestuario y el maquillaje, detallista y de un tremendo realismo; todo esto reforzado por la excelente cinematografía de Florian Hoffmeister (“Grandes esperanzas”), componiendo cuadros de una belleza superlativa (la secuencia del buzo sumergiéndose en el mar resulta sibarita), jugando con las penumbras, con los claroscuros, con tomas generales espectaculares; potenciando las sensaciones está la fenomenal edición de sonido de Saoirse Christopherson (“Taboo”), jugando con el sonido del viento, el crujido de vigas, los aullidos de los perros, o el sonido del Tuunbaq; como muy buenos son los efectos especiales de Gabor Kiszelly (“Blade Runner 2049”), haciendo creíbles los fondos visuales, auroras boreales, consecuencias de ataques del monstruo, o el Tuunbaq; Música de Mark Korven (“Cube”), escasa pero de peso dramático cuando aparece, sobre todo en créditos iníciales, melodías techno provocan desasosiego.
En conjunto me queda una serie a la que le cuesta un poco arrancar pero cuando lo hace te ofrece picos de los que recordaras y te pinzaran. Fuerza y honor!!!
Para leer más sobre el film ir a: https://conloslumiereempezo.blogspot.com/2019/07/the-terror.html