125/07(13/07/13) Danny Boyle nos da una de arena con esta aturdidora cinta que aparentemente va de un atraco pero en realidad va más de hipnosis que la cuasi-coetánea ‘El Hipnotista’, contiene sus peores vicios, todos los metido en este cajón desastre decepcionante. Tenía depositadas grandes esperanzas en este film después de las apabullantes ‘Slumdog Millonarie’ y ‘127 Horas’, el tema me era atractivo, unos actores potentes, se unía además al guionista, Jon Hodge, de la Obra Maestra ‘Trainspotting’, pero me he llevado un chasco, se queda en interesante y fallida, en una herma bastarda de ‘Origen’, un batiburrillo incesante de giros pretendidamente sorpresa que han derivado en que me dé igual lo que les pase a los protagonistas, tantas idas y venidas me han sacado de la historia, así que cuando se ha llegado a su final explosivo e imprevisible había puesto el piloto automático y las emociones han sido nulas, aderezadas por multitud de lagunas.
Simon (buen James McAvoy) trabaja en una Casa de Subastas de Obras de arte londinense, se alía con una banda de ladrones comandada por Franck (buen Vincent Cassel), para robar un valioso cuadro de Goya, ‘El Vuelo De Brujas’, el día que lo subastan, pero inexplicablemente este se rebela en el último momento y Franck le da un golpe sustrayéndole la carpeta de la pintura, pero en su guarida se da cuenta que está vacía, al requerir a la fuerza a Simon para saber dónde está la pintura este no se acuerda donde la ha escondido, sufre amnesia debido al golpe, así que recurren a los servicios de una hipnoterapeuta, Elizabeth (buena Rosario Dawson) para que lo hipnotice y les rebele donde está el Goya.
No es que sea mala ni de lejos, es que el listón de Boyle está muy alto, aquí demuestra un pulso narrativo en el arranque poderoso y lleno de brío, con un discurso-monólogo de Simon muy al estilo ‘Trainspotting’, una soflama sobre las obras de arte y los atracos, con un robo troglodita impetuoso y adrenalitico, con un montaje trepidante y vigoroso, vemos el inquietante tramo del la tortura, pero se llega a la hipnosis, al principio engancha pero el circo de tres pistas se le va de las manos a Danny y todos los males achacables al su cine, no hay una estructura narrativa que soporte el desenfreno que se nos viene encima, la pantalla se convierte eun tsunami de secuencias cuasi-oníricas salidas de un alargado videoclip multilumínico y de montaje epiléptico, el argumento se retuerce, se pervierte, es un laberinto sin salida, nos inundan con flash-backs engañosos, una montaña rusa que lleva a ningún lado, las vueltas de tuerca hay que saber medirlas pues llega un momento que de tanto apretar al espectador la rosca se pasa y ya no sujeta, en este caso al espectador que se vuelve perezoso por seguir su rocambolesca trama. Quiere jugar con la realidad y la ficción, con la verdad y la mentira, con la pasión y el odio, y al final le queda un traje hecho a jirones. Es un guión tan tramposo que da pereza comentar sus trilerias, abusa del espectador manejable, lo quiere confundir y lo que hace es alejarlo, enfriarlo, pues la coherencia está ausente de la película, es un juego malabar que no parece acabar, de tanto dar vueltas y vueltas nos importa un bledo como acabe.
La puesta en escena, como no podía ser de otra forma, es magnífica, Boyle es un experto en transmitir atmósferas con la imagen, y aquí la fotografía de Anthony Dod Mantle (’28 Días Después’, ‘Slumdog Millonarie’ o ‘127 Horas’) es un protagonista más, que unido al portentoso diseño de producción de Mark tildesley (‘El jardinero Fiel’ o ‘Sunshine’), sumado a la enérgica música de Rick Smith (‘Trainspotting’, ‘La Playa’ o ‘Déjame Entrar’), nos traspasan una ambientación cuasi-onírica, irreal, titubeante, zozobrante, un retorcido caleidoscopio muy adecuado a la historia.

Los actores a pesar de estar mal construido, les dan tanta complejidad que ni ellos mismos saben a que juegan, realizan unos trabajos empatizables, lo cual hace digerible esta espiral sin fin. Encabezado el reparto triangular por una espectacular Rosario Dawson (pareja de Danny Boyle, menudo pillo), sabe emitir ingenio, sensualidad y desconcierto, esto aderezado por un desnudo integral frontal que hará las delicias de sus fans (menudo McGuffin, que este incrustado en la trama por aquello del rasura total), entre los que me cuento desde que vi la grandiosa ‘La Última Noche’ de Spike Lee. James McAvoy da el pego con su aturdido y desquiciado rol, transmite el desvarío mental y moral de su personaje. Vincent Cassel borda su papel, hace lo que mejor sabe, de malote con algo de corazón.
Al final nos queda un puzle que al empezar era seductor pues lo creíamos de 100 piezas y en medio del juego es de 10000, dejamos de intentar terminarlo, esperamos al final sin entusiasmo alguno por ver cómo queda acabado, pero no nos sentimos comprometidos, las piezas no encajaban Boyle se había guardado las esquinas. Por lo menos el envoltorio es hermoso, embellecido por la preciosa Rosario. Hasta el mejor escritor hecha un borrón, esto es mucho mejor que un borrón, de hecho es mucho mejor que ‘Sunshine’ o ‘Una Historia Diferente’ por ejemplo. Fuerza y honor!!!