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Voto de TOM REGAN:
10
7,7
62.987
Terror. Drama
Los Woodhouse, un matrimonio neoyorquino, se mudan a un edificio situado frente a Central Park, sobre el cual, según un amigo, pesa una maldición. Una vez instalados, se hacen amigos de Minnie y Roman Castevet, unos vecinos que los colman de atenciones. Ante la perspectiva de un buen futuro, los Woodhouse deciden tener un hijo; pero, cuando Rosemary se queda embarazada, lo único que recuerda es haber hecho el amor con una extraña ... [+]
19 de noviembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
186/21(31/10/15) Fascinante y subyugante Obra Maestra de Roman Polansky, considerada por muchos la mejor cinta de terror del Séptimo Arte. Polansky dirige y guioniza con brillantez, basándose casi literalmente en el best-seller de Ira Levin, “Rosemary’s baby”. El film te atrapa desde el inicio, tejiendo una telaraña que se va cerrando alrededor de la protagonista y que la asfixia, haciendo Polanski con su ambientación sintamos lo mismo, en increscendo dramático-sofocante glorioso, para desembocar en uno de los Finales Míticos del Cine, “Akelarre” de sentimientos turbadores. Habla de temas universales y atemporales, con marcado acento feminista en el estudio de la ansiedad del embarazo, sobre la creación de vida y del síndrome de soledad en que se sumen muchas, pueden ver enemigos por todos lados, el marido, el ginecólogo, los amigos, las medicinas que toma, se nos habla de la perdida de fe, de la religión, de la esperanza en algo mejor, del egoísmo, de la avaricia, de la codicia, y más. Fue un gran éxito taquillero, además de obtener loables críticas y varias nominaciones a premios.
Polanski construye un entramado de atmósfera malsana que va ahogando a la desdichada protagonista, la va oprimiendo, impregna de claustrofobia climática sofocante los fotogramas, todo bajo el complejo punto de vista de Rosemary, un estudio de personaje penetrante, mujer embarazada con que no sabremos cuál es la verdad, no sabemos si es su confusa imaginación bajo la angustia preparto la que crea este mundo de paranoia, o si por el contrario es real, nos sumiremos con ella en un submundo de tintes pesadillescos, poblado por seres de apariencia cándida pero que pueden esconder la pura maldad, monstruos con rostro ordinario, derivando en un thriller psicológico Antológico. No es un film de susto, gore, o artificios maniqueos, es una cinta de calado emocional, explora en lo cotidiano para sacar de ello el tormento mental, lo hace dosificando la información, haciendo cundir desorientación en el espectador, aturdiéndolo por momentos, ello encauzado hacia un clímax final sublime. Manejando de modo extraordinario el director el suspense, la intriga, el misterio, haciendo se fuerte en la sugerencia, sin mostrar, jugando deliciosamente con la insinuación, el fuera de campo, potenciando lo que no vemos a través de las reacciones de los que lo ven, provocando la inquietud. El realizador amasa con su poderío visual un creciente aire denso, cuasi-irrespirable, explorando la ambigüedad moral de los personajes, lo hace con ritmo sereno y fluido, hace te cale de modo intenso su ambiente patológico. Todo con una espléndida delineación de personajes, con diálogos ingeniosos, incisivos, mordaces, y todo regado de un cínico humor negro.
Roman Polanski es un director que gusta de tratar al espectador como persona adulta, no nos da las situaciones masticadas y deglutidas, permite que este al tener que pensar el porqué de lo que ha pasado se involucre más en la historia, como el armario movido por el pasillo, la misteriosa muerte de Terry Gionoffrio, la cena con los Castevet, la desaparición del guante de Hutch y más. El director polaco saca gran partido del co-protagonista del film este turbador edificio de apartamentos, lugar lúgubre, lleno de secretos, avejentado, rebosante de misterio, una especie de inframundo impenetrable.
Uno de los temas importantes que se trata es el de la religión, se enfrenta el catolicismo en el que ha sido educada Rosemary frente al paganismo de la magia negra, de la invocación del mal, como este se puede esconder tras rostros inofensivos, como no tienen que tener cuerno y rabo, pueden ser el vecino de al lado, como el mal puede incrustarse en personas con dudas, volubles, faltas de fe, vemos en los sueños-pesadillas de Rosemary que fue a colegios religiosos, esto contrapuesto al vacío espiritual de la sociedad contemporánea, este hueco de fe puede ser cubierto por otras creencias manipulables que prometan riquezas eternas a cambio de “solo” tu alma. Durante el film se gotean elementos referentes como que el relato acontezca durante la visita del papa a Nueva York, los “tiernos” vejetes vecinos arremeten contra el papado, las referencias al Nacimiento de Jesús, la (ficticia) portada de la revista Time, "God is dead", cuadros con catedrales en llamas,... y más. Asimismo se juega con los paralelismos con el cristianismo, en el hecho de que el Anti-Cristo al igual que Jesús no será engendrado por el esposo de la madre, si no que este será padre putativo.
Mia Farrow está brillante con un rol que lleva el peso de la trama, es el epicentro, nuestros ojos y oídos, emite fragilidad, debilidad, soledad, angustia, tormento, frustración, desorientación, mujer atrapada en una telaraña sin escapatoria, encarnación empatizable, nos sentimos como ella un cordero rodeada de lobos, ayudada por su endeble aspecto físico vemos se va degradando a medida pasa metraje, su rostro va palideciendo, su cara adelgaza, contrarrestado esto por vestiditos minifalda de floridos colores chillones para destacar su enclenque cuerpo, acentuado esto por el peinado cortísimo (supuestamente Vidal Sassoon), que como bien he leído la emparenta con la mártir Juana de Arco. John Cassavetes realiza un buen trabajo, dejando entrever sutilmente su egoísmo, quizás le falta algo de desarrollo para sepamos sus motivaciones, o quizás esto hubiera ido en detrimento de la magia de misterio de la narración. Ruth Gordon está magnífica como la entrometida vecina de Rosemary, una actuación que destila naturalidad, vitalidad, una enérgica labor que le valió el Oscar a la actriz secundaria tras cuatro nominaciones. Sidney Blackmer resulta una carismática presencia, infunde personalidad, una regia actuación que desborda elegancia y finura en su oralidad, es una víbora con piel de dulce ancianito. El veterano Ralph Bellamy demuestra en su poco tiempo en pantalla sus enormes dotes para la interpretación, dejando aura de grande. (sigue en spoiler)
Polanski construye un entramado de atmósfera malsana que va ahogando a la desdichada protagonista, la va oprimiendo, impregna de claustrofobia climática sofocante los fotogramas, todo bajo el complejo punto de vista de Rosemary, un estudio de personaje penetrante, mujer embarazada con que no sabremos cuál es la verdad, no sabemos si es su confusa imaginación bajo la angustia preparto la que crea este mundo de paranoia, o si por el contrario es real, nos sumiremos con ella en un submundo de tintes pesadillescos, poblado por seres de apariencia cándida pero que pueden esconder la pura maldad, monstruos con rostro ordinario, derivando en un thriller psicológico Antológico. No es un film de susto, gore, o artificios maniqueos, es una cinta de calado emocional, explora en lo cotidiano para sacar de ello el tormento mental, lo hace dosificando la información, haciendo cundir desorientación en el espectador, aturdiéndolo por momentos, ello encauzado hacia un clímax final sublime. Manejando de modo extraordinario el director el suspense, la intriga, el misterio, haciendo se fuerte en la sugerencia, sin mostrar, jugando deliciosamente con la insinuación, el fuera de campo, potenciando lo que no vemos a través de las reacciones de los que lo ven, provocando la inquietud. El realizador amasa con su poderío visual un creciente aire denso, cuasi-irrespirable, explorando la ambigüedad moral de los personajes, lo hace con ritmo sereno y fluido, hace te cale de modo intenso su ambiente patológico. Todo con una espléndida delineación de personajes, con diálogos ingeniosos, incisivos, mordaces, y todo regado de un cínico humor negro.
Roman Polanski es un director que gusta de tratar al espectador como persona adulta, no nos da las situaciones masticadas y deglutidas, permite que este al tener que pensar el porqué de lo que ha pasado se involucre más en la historia, como el armario movido por el pasillo, la misteriosa muerte de Terry Gionoffrio, la cena con los Castevet, la desaparición del guante de Hutch y más. El director polaco saca gran partido del co-protagonista del film este turbador edificio de apartamentos, lugar lúgubre, lleno de secretos, avejentado, rebosante de misterio, una especie de inframundo impenetrable.
Uno de los temas importantes que se trata es el de la religión, se enfrenta el catolicismo en el que ha sido educada Rosemary frente al paganismo de la magia negra, de la invocación del mal, como este se puede esconder tras rostros inofensivos, como no tienen que tener cuerno y rabo, pueden ser el vecino de al lado, como el mal puede incrustarse en personas con dudas, volubles, faltas de fe, vemos en los sueños-pesadillas de Rosemary que fue a colegios religiosos, esto contrapuesto al vacío espiritual de la sociedad contemporánea, este hueco de fe puede ser cubierto por otras creencias manipulables que prometan riquezas eternas a cambio de “solo” tu alma. Durante el film se gotean elementos referentes como que el relato acontezca durante la visita del papa a Nueva York, los “tiernos” vejetes vecinos arremeten contra el papado, las referencias al Nacimiento de Jesús, la (ficticia) portada de la revista Time, "God is dead", cuadros con catedrales en llamas,... y más. Asimismo se juega con los paralelismos con el cristianismo, en el hecho de que el Anti-Cristo al igual que Jesús no será engendrado por el esposo de la madre, si no que este será padre putativo.
Mia Farrow está brillante con un rol que lleva el peso de la trama, es el epicentro, nuestros ojos y oídos, emite fragilidad, debilidad, soledad, angustia, tormento, frustración, desorientación, mujer atrapada en una telaraña sin escapatoria, encarnación empatizable, nos sentimos como ella un cordero rodeada de lobos, ayudada por su endeble aspecto físico vemos se va degradando a medida pasa metraje, su rostro va palideciendo, su cara adelgaza, contrarrestado esto por vestiditos minifalda de floridos colores chillones para destacar su enclenque cuerpo, acentuado esto por el peinado cortísimo (supuestamente Vidal Sassoon), que como bien he leído la emparenta con la mártir Juana de Arco. John Cassavetes realiza un buen trabajo, dejando entrever sutilmente su egoísmo, quizás le falta algo de desarrollo para sepamos sus motivaciones, o quizás esto hubiera ido en detrimento de la magia de misterio de la narración. Ruth Gordon está magnífica como la entrometida vecina de Rosemary, una actuación que destila naturalidad, vitalidad, una enérgica labor que le valió el Oscar a la actriz secundaria tras cuatro nominaciones. Sidney Blackmer resulta una carismática presencia, infunde personalidad, una regia actuación que desborda elegancia y finura en su oralidad, es una víbora con piel de dulce ancianito. El veterano Ralph Bellamy demuestra en su poco tiempo en pantalla sus enormes dotes para la interpretación, dejando aura de grande. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
La puesta en escena resulta prodigiosa, con un manejo de los elementos memorable, con un diseño de producción formidable de Richard Sylbert (“Chinatown”), con ese evocador exterior del edifico Dakota, con esos sombríos interiores (en estudio) del Bramford, destaca asimismo el diseño de vestuario de Joan Joseff (“El padrino”) que hace resaltar a una Rosemary de rostro y físico pre-cadáver, y esto realzado por la esmerada fotografía de William A. Fraker (“Bullit”), con toques fantasmagóricos, jugando con las sombras, con la semioscuridad, con la luminosidad, con toques surrealistas en las pesadillas de Rosemary, con muy expresivos planos subjetivos, con sensibles primeros planos, y todo envuelto en la sensacional música del polaco Krzysztof Komeda (“El baile de los vampiros”), adorna con enervadora nana momentos claves, para llegar a ponernos el vello de punta con la conjunción de imágenes, música y las situaciones.
Momentos recordables: La cena deRoemary y Guy con los Castevet, Rosemary está en la cocina con Minnie y desde allí ve el salón, escucha pero no ve a su marido y al anfitrión Roman, que están charlando allí, lo que se ve es humo de fumar (señal del humo del Averno), una vez todo destapado todo caes en la cuenta que es allí donde Guy vende su alma al diablo por el éxito como actor; El tremebundo tramo de la violación satánica, cumbre del horror, con un montaje delirante se mezclan de modo pesadillesco imágenes caóticas; La fiesta de fin de año donde dejan caer una “endiablada” pista de las intenciones de la gente que rodea a Rosemary, al grito de <Por 1966! El año 1!>; Cuando Rosemary se sabe rodeada por enemigos y decide huir, su imagen de mujer embarazada, frágil, tan poca cosa, arrastrando una maleta, cruzando demente el tráfico le confieren una imagen de estremecedora soledad, paradójicamente en una urbe masificada como Nueva York, todo imbuido por la electrizante música; De los momentos que han entrado en el Olimpo de los Más Grandes Finales de un Film del Séptimo Arte, a Rosemary le han dicho el bebé murió en parto, ella no lo cree, estando sola mira en el sospechoso armario, ve entra luz del otro lado, es el apartamento de los Castevet, descubre una puerta, coge un cuchillo y la abre, por el pasillo haya cuadros satánicos, llega al salón de los Castevet, allí hay un grupo de gente charlando y en el centro una cuna-moisés vestida de tul negro, los presentes la ven atemorizados, ella se acerca a la cuna, sobre ella una cruz invertida, observa el interior y su rostro es un poema (de terror), queda petrificada ante lo visto, tras esto ella se sienta horrorizada, Roman Castevet se le acerca cual serpiente del Paraíso, sibilino él, cuenta lo que esperan de ella, que cuide al “bebé”, escucha aterrada, tras unos densos segundos se levanta, se acerca a la cuna y lo arrulla con una sonrisa enternecedora, escalofriante.
Una escena que con la perspectiva del tiempo resulta muy llamativa, tras la “extraña” noche que pasa Rosemary, esta se despierta arañada en su costado, su esposo Guy le dice de modo despreocupado que ha tenido relaciones sexuales con ella mientras estaba inconsciente, lo que se llama una violación, tema que se banaliza, pues de ello no se habla más, ella lo acepta sin darle mucha importancia, resulta estremecedor pensando lo que pasó años después, en 1977, que fue acusado de abusar de una menor con 13 años en la casa de Jack Nicholson.
En conjunto queda una Obra Maestra del Cine, uno de los hitos del género de terror, que además deja un poso fulgurante. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/11/la-semilla-deldiablo.html
P.D. Del lumbreras que puso el título-spoiler, sin comentarios.
Momentos recordables: La cena deRoemary y Guy con los Castevet, Rosemary está en la cocina con Minnie y desde allí ve el salón, escucha pero no ve a su marido y al anfitrión Roman, que están charlando allí, lo que se ve es humo de fumar (señal del humo del Averno), una vez todo destapado todo caes en la cuenta que es allí donde Guy vende su alma al diablo por el éxito como actor; El tremebundo tramo de la violación satánica, cumbre del horror, con un montaje delirante se mezclan de modo pesadillesco imágenes caóticas; La fiesta de fin de año donde dejan caer una “endiablada” pista de las intenciones de la gente que rodea a Rosemary, al grito de <Por 1966! El año 1!>; Cuando Rosemary se sabe rodeada por enemigos y decide huir, su imagen de mujer embarazada, frágil, tan poca cosa, arrastrando una maleta, cruzando demente el tráfico le confieren una imagen de estremecedora soledad, paradójicamente en una urbe masificada como Nueva York, todo imbuido por la electrizante música; De los momentos que han entrado en el Olimpo de los Más Grandes Finales de un Film del Séptimo Arte, a Rosemary le han dicho el bebé murió en parto, ella no lo cree, estando sola mira en el sospechoso armario, ve entra luz del otro lado, es el apartamento de los Castevet, descubre una puerta, coge un cuchillo y la abre, por el pasillo haya cuadros satánicos, llega al salón de los Castevet, allí hay un grupo de gente charlando y en el centro una cuna-moisés vestida de tul negro, los presentes la ven atemorizados, ella se acerca a la cuna, sobre ella una cruz invertida, observa el interior y su rostro es un poema (de terror), queda petrificada ante lo visto, tras esto ella se sienta horrorizada, Roman Castevet se le acerca cual serpiente del Paraíso, sibilino él, cuenta lo que esperan de ella, que cuide al “bebé”, escucha aterrada, tras unos densos segundos se levanta, se acerca a la cuna y lo arrulla con una sonrisa enternecedora, escalofriante.
Una escena que con la perspectiva del tiempo resulta muy llamativa, tras la “extraña” noche que pasa Rosemary, esta se despierta arañada en su costado, su esposo Guy le dice de modo despreocupado que ha tenido relaciones sexuales con ella mientras estaba inconsciente, lo que se llama una violación, tema que se banaliza, pues de ello no se habla más, ella lo acepta sin darle mucha importancia, resulta estremecedor pensando lo que pasó años después, en 1977, que fue acusado de abusar de una menor con 13 años en la casa de Jack Nicholson.
En conjunto queda una Obra Maestra del Cine, uno de los hitos del género de terror, que además deja un poso fulgurante. Fuerza y honor!!!
Crítica sesgada por el límite de caracteres, ver íntegra en: http://tomregan.blogspot.com/2015/11/la-semilla-deldiablo.html
P.D. Del lumbreras que puso el título-spoiler, sin comentarios.