Al ver "Ex-Drummer" la referencia es evidente, esto es una "Trainspotting" sin desbravar, en una vertiente que hace que el váter más sucio de Escocia parezca un impecable sanitario de anuncio de Porcelanosa (Preysler inside).

Básicamente se reduce a una larga y desagradable experiencia consagrada a la nada, aunque si la película te parece más o menos buena, no dirás "nada": dirás "nihilismo". Y te quedarás tan ancho.

No voy a disimular: el visionado de la perrofláutica masterpiece de Koen Mortier me ha dejado en blanco nuclear: tras sus buenos 100 minutos de peripecias a la cual más sucia, degradante y estúpida reconozco que me iba esperando algún tipo de vuelta de tuerca que me indicase que no había perdido mi tiempo y mi paz estomacal, pero dicho evento no sucede y yo pienso ¿para qué existe esta película? Y luego me doy cuenta de que quizás esté hecha para ese inescrutable tanto por ciento de la humanidad que practica la coprofilia.