Gran clásico de la mítica productora Hammer, y primera película con Cristopher Lee (El Hombre de Mimbre, 1973) encarnando al mítico personaje que da nombre al título. La película está dirigida por un director avezado en producciones de este tipo, contando con títulos en su historia como El Perro de los Baskerville (1959), o La Maldición de Frankenstein (1957), y completan el reparto nombres como Peter Cushing (La Momia, 1959), o Michael Gough (El Fantasma de la Ópera, 1962).

El conde Drácula decide abandonar su castillo de los Cárpatos y establecerse en Occidente. Pronto conoce a una joven de quien se enamora y a la que visita por las noches. Esta alarmante situación hace que la familia de la chica busque la ayuda del doctor Van Helsing.(FilmAffinity)

Con permiso de la mítica Drácula de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 1992), estamos ante una de las mejores adaptaciones del gran personaje. Los decorados famosos de los films de género de esa época están presentes, y aunque tienen un claro encanto, pueden chirriar por el paso de los años. Las actuaciones están estupendas, con un Christopher Lee que construye el Drácula más mítico de la historia del cine, y un Peter Cushing como Van Helsing cargado de carisma. La trama es algo rutinaria y mil veces vista (por las múltiples películas que han emulado a esta), pero aún así la película consigue entretener a la par que sacarse de la manga algunas escenas inquietantes.

Con un evidente paso de los años que le ha pasado factura a la propuesta, esta propuesta de Drácula resulta en una película de tan solo 82 minutos de duración, que ofrece una de las mejores visiones del personaje.

Nota personal 7/10