Hay un tipo de cine que muchos críticos aceptan por ser pretenciosamente intelectual, abstracto, símbólico, conceptual, minimalista...Esta película se puede encuadrar en este cine, que muchas veces el público rechaza por frío, distante y falto de alma. Yo en esta ocasión me alineo con el público, porque además de lo dicho me parece un puro de ejercicio de estilo, a veces, por cierto, desmañado. Es verdad, que se pueden rescatar algunas escenas muy concretas, pero se podrían haber condensado en un corto, y haberse evitado la inserción de planos superfluos y repetitivos que no aportan nada al desarrollo de la película. En realidad, uno va al cine a divertirse y/o a que le muevan por dentro, pero de ésta se sale más gélido que la cara hierática de Bill Murray.