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España España · Calafell
Voto de kakihara:
9
Drama. Intriga Los doce miembros de un jurado deben juzgar a un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto. (FILMAFFINITY)
4 de marzo de 2012
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Sydney Lumet (director de grandes películas como “Punto Límite”, “El Prestamista” o “Tarde de Perros”, entre otras) que tras ser visionada por segunda vez por un servidor, logra dejar intactas todas aquellas virtudes que la hicieron merecedora en su estreno de un Oso de Oro en el Festival de Berlín y de 3 nominaciones a los Oscar (Película, Director y Guión Adaptado).

El film, filmado con apenas 350 mil dólares de la época y con un elenco de actores envidiable, entre los que se encuentran Lee J. Cobb, Jack Walden o el mismo Henry Fonda, que produjo la película, cuenta la historia de un jurado popular compuesto por 12 miembros que deben deliberar si envían a la silla eléctrica a un joven acusado de asesinar a su padre. Durante la sesión de deliberación, el miembro número 8 del jurado popular, un arquitecto magníficamente interpretado por Fonda, es el único en retener a los 11 restantes en una sala cargada de un asfixiante bochorno, al mostrar sus razonables dudas respecto a la culpabilidad del acusado. La pregunta de “¿es prudente llevar a la muerte a un acusado sin estar completamente seguros de su culpabilidad?” es suficiente para tener durante 90 minutos a los 11 miembros restantes recluidos en la sala, revisando el caso, descubriendo nuevas dudas sobre la culpabilidad del acusado y, al mismo tiempo, descubriéndose a sí mismos, a aquel ser humano racional que todos llevan dentro y que los prejuicios no dejaban florecer; pero no menos importante: 90 minutos en los que el espectador queda absolutamente imbuido en cada nueva reflexión lanzada por el arquitecto, por cada nuevo giro, por cada nueva tensión entre miembros del jurado, por cada nuevo gesto de aprobación al arquitecto, por cada nueva gota de sudor…

12 Hombres sin Piedad es un drama judicial que logra finalmente fusionar lo mejor del cine comercial (diabólicamente entretenida) con lo mejor del cine de autor (personalísimo alegato contra la Pena Capital por parte de Lumet y denuncia del sistema judicial estadounidense), lo mejor del lenguaje cinematográfico y lo mejor del teatro. Sin duda alguna, un film que gana con cada nuevo visionado, sin fecha de caducidad, que supone uno de los grandes clásicos perennes del cine de los 50, de aquella nueva generación de directores que provenían de la televisión para asaltar el cine con su nueva mirada. La primera y mejor adaptación de la obra teatral de Reginald Rose que tendría, 16 años más tarde, otra adaptación (española) al cine nada desdeñable, en este caso con Estudio 1 al frente y un reparto autóctono igualmente envidiable.

****5/5****
kakihara
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