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España España · Barcelona
Voto de picais:
8
Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
1 de octubre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dista mucho de ser una obra de arte, ni tan siquiera es una película redonda, tal vez ni llegue a ser la mejor del año, digo esto al principio por las para mi exageradas opiniones que he leído sobre ella. Pero si es cierto que estamos ante una magnifica cinta que se deja ver con intensidad, que en algunos pasajes emociona, con unos giros en la narración muy interesantes, que por momentos recupera el gran cine, con un guión muy solido y con unas interpretaciones esplendidas, genial esta Francella, creo que el mejor, inmensa Soledad Villamil, y que vamos decir de Darín, desde ya hace algún tiempo el mas conocido de los actores argentinos.
Tal vez el montaje acusa en exceso los por otra parte inevitables recursos al flash-back, no porque estén mal situados, quizás se usan en demasía, pero el problema reside en el personaje de Darín que parece mas joven cuando está jubilado que muchos años atrás, y claro esto puede despistar un poco. Al margen de ello hay escenas como las del estadio plenas de emoción, la del ascensor que rebosa tensión y algunas otras más que son impagables. Además posee un muy digno y trabajado final, donde la sorpresa y la complacencia se dan la mano en un equilibrio nada fácil de conseguir y que Campanella junto con Sacheri logran plenamente.
El amor, la amistad, la sensación de culpa, la cobardía a manifestar lo que sentimos, el miedo a ser rechazados, son sentimientos y sensaciones eternas, nunca caducan, siempre están presentes, ahora y hace un siglo, y también un milenio atrás, confiemos que siga siendo así en el futuro, ello será señal de que las personas y sus sentimientos siguen moviendo el mundo, que bien lo plasma y lo cuenta Campanella, como se disfruta cuando sin trucos, sin sensiblerías, sin demasiada pedantería, con la mesura y el talento necesarios nos regalan dos horas de magia o nos transportan al terreno de los sueños. En el fondo los cinéfilos somos muy agradecidos, yo me rindo sin condiciones ante los ojos de Soledad Villamil.
picais
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