Dos investigadores de homicidios, sobre los que pesa la sombra de un asunto turbio, llegan a un pequeño pueblo de Alaska donde se ha cometido un crimen, con el fin de resolver el caso.

Por primera vez en su carrera; el director: Christopher Nolan; trabaja bajo un guion que no es de su propia cosecha, pero que reúne la calidad e interés suficiente, como para resultar sumamente atractivo.

Presenta una novedosa perspectiva en las tradicionales historias de crímenes, alejándose de convencionalismos, ofreciendo un doble juego lleno de matices que ofrece diversas lecturas, manipulando los hechos a su antojo, elaborando una trama inteligente en la que todas las piezas del puzzle encajan a la perfección.

Genera una atmósfera desasosegante y perturbadora, con una localidad propicia para el insomnio, ya que en etapa veraniega no alcanza a ponerse el sol. Consigue plasmar la sensación de sueño, que repercute en la lucidez del personaje interpretado por Al Pacino, que a medida que se desarrolla la trama presenta un notable deterioro físico y mental.

La historia se apoya en un elenco de actores de reconocido prestigio, como son el ya mencionado Al Pacino, Hillary Swank y Robin Williams, que encarna a un personaje poco habitual en su filmografía.

La interpretación de Al Pacino en algunos momentos en su afán por mostrar el deterioro de su personaje, llega a resultar desmesurada. El cambio de registro por parte de un habitual de las comedias, como: Robin Williams; resulta sorprendente y satisfactorio.

La trama presenta un enfrentamiento intelectual sumamente atractivo, en el que la presa se convierte en el cazador, las pruebas y los indicios existentes jugarán un papel importante, un doble juego de intereses, repleto de artimañas y argucias.

No deja cabos sueltos y mantiene un pulso narrativo fluido, ofreciendo una investigación de los hechos nítida y consistente, plasmando con acierto una batalla psicológica, en la que las inquietudes y pensamientos de los personajes quedan perfectamente reflejados.