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España España · Madrid
Voto de Andarrio:
9
Drama. Comedia. Bélico Inglaterra, Guerra de los Cien Años (ss. XIV y XV). Enrique IV, primer monarca de la dinastía de los Lancaster, en 1399 le arrebata el trono a su primo Ricardo II. Adaptación de varias obras de Shakespeare: "Enrique IV", "Enrique V", "Las alegres comadres de Windsor" y "Ricardo II". (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como indico en el título, acaba la película, y siento que no es la más redonda, probablemente no la mejor, incluso no la mejor de Welles, sin embargo.
Son tantas las genialidades del director, que el sabor con el que me quedo, es aquel de una degustación a largo plazo, que, como vino añejo, se va depositando en la memoria.
Mucho se ha hablado de la secuencia de la batalla, según algunos, de las mejores del cine, si no la mejor, también del estupendo final, la sonrisa de Welles, ante la seriedad de su pupilo ya rey, que le regaña, recrimina e incluso castiga, y luego, el abandono y la soledad del personaje que desaparece, con las murallas como fondo. Pero es que hay muchos más planos, secuencias, memorables, aquella en la cama con Jeanne Moreau, la secuencia de la muerte no muerte de Gielgud, etc. A mí, una que personalmente me gusta y me impacta es la de la danza y celebración en la posada, filmar y montar ese baile, es una auténtica maestría.
Cualquiera que sepa algo de cine, nada más acabar el film, se pregunta sobre la preparación, planificación del mismo y la modernidad. En la secuencia de la batalla, Welles filmo planos largos de duración, que luego monto, en una sucesión de planos cortos, pensar esto, hoy más habitual, demuestra lo innovador que era.
Te enteras también de la dificultad del director para poder rodar con algunos actores que tan solo disponían de pocos días para trabajar en el film, y de nuevo...
Es famosa aquella frase del "Tercer Hombre", incluida en el guion por Welles de: "En Italia, en 30 años de dominación de los Borgia no hubo más que terror, guerras y matanzas, pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron 500 años de amor, democracia y paz. ¿Y cuál fue el resultado? El reloj de cuco".
Claramente, el repudio de la industria de cine, de Hollywood hacia Welles y en concreto hacia este Welles de ya avanzada edad, hizo que la imaginación y la creatividad del director brillara de manera excelsa.
Welles dijo que uno de los directores que más le inspiraron fue John Ford y, en concreto, la Dilegencia... La luz, los movimientos de cámara, y sobre todo el tratamiento de los personajes, da a entender que es así. Algo sorprendente de Campanadas a Medianoche, es que todos los actores, incluso los no profesionales, están estupendamente, la cámara les quiere, pero no como estrellas, si no como seres humanos, la capacidad para humanizar los personajes que salen en el film, tanto para bien como para mal, es magnífica, si acaso, la actuación de Gielgud, algo exagerada y teatral. Pero, la obra no deja de ser una versión del teatro shakesperiano, y fiel a sus textos, los diálogos no dejan de ser diálogos de teatro, aun así, la actuación de todos, siendo teatral, es a la vez cinematográfica.
Acabo hablando de la comparación que se ha hecho del Falstaff recreado por Welles con Sancho Panza. La localización, la taberna, los personajes que acompañan a Falstaff, son tan cervantinos como shakesperianos, al fin y al cabo, Shakespeare admiraba a Cervantes, (de ahí el Cardemio del británico), relación que, Welles, como gran amante del Quijote que era (su frustado proyecto cinemátografico), explota en la película.
Andarrio
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